Un limón de 285 años de antigüedad se vendió por 1.400 libras en una subasta tras ser hallado en el cajón de un cofre que solo había costado 32. El limón, fechado en 1739, tenía una nota manuscrita adjunta y probablemente se conservó por desecación. En otro descubrimiento relacionado con la fruta, se encontró en la Patagonia argentina una baya fosilizada de 52 millones de años de antigüedad. Pertenece a la misma familia botánica que los tomates y las patatas, y su piel bien conservada ofrece a los científicos pistas sobre los antiguos ecosistemas. Estos hallazgos insólitos ponen de relieve cómo la historia y la ciencia pueden convertir una fruta cotidiana en algo extraordinario.