En primavera, los agricultores suelen decir: "Que llueva, pero que llueva bien". Si las lluvias de hace un mes fueron benevolentes, estas últimas tormentas de granizo de mayo están siendo catastróficas para la fruta de hueso. No solo Murcia, sino Extremadura o Lérida también han sufrido por el pedrisco, y se prevé una falta de fruta generalizada con la consecuente influencia en el alza de precios.
José María Pérez que forma parte del equipo directivo de El Ciruelo, habla de "cuantiosas pérdidas no solo en fruta, sino también en empleos para el sector", y añade que, "afortunadamente, en las zonas medias tempranas, donde El Ciruelo tiene sus plantaciones, no ha habido daños. En los cultivos de fase tardía, se cifra en un 10% lo que ha resultado afectado".
"A la granizada del jueves en la zona del río Mula, donde la fruta de hueso se ha visto muy afectada, siguió la del sábado en Jumilla, Yecla y Hellín. El albaricoque es la fruta más dañada aparte de la nectarina, el melocotón, el paraguayo y la cereza". Pérez comenta un revés tan serio que "no se puede aprovechar nada ni siquiera para la conserva o los zumos, porque los daños en la fruta son muy graves y el precio que pagan no compensa recogerla del árbol"; por este motivo, "mucha se caerá al suelo sin recolectar".
"La parte de cultivos cubiertos con malla se ha salvado, pero los que están al aire libre están arrasados, incluso la madera, así que ya veremos en la próxima cosecha", subraya Pérez.
"Antes de Murcia, Lérida y Extremadura han sufrido el granizo también. Todo esto se conjura para que haya una falta notable de fruta; lo que quede y tenga calidad tendrá un precio elevado", comenta el responsable.
"A mitad de junio habrá un hueco importante de fruta de hueso porque al granizo de Murcia, Extremadura y Lérida se suman las heladas de Turquía y Grecia, con lo que el momento de confluencia de fruta y consecuente bajada de precios no se va a dar", prevé Pérez.
"La ciruela de Extremadura ha perdido mucho cuaje por el mismo motivo y la recolección se verá reducida en un 50%", comenta Pérez, y apunta que todo este daño se traducirá en un "duro golpe al empleo".
"La mayoría de tareas ya estaban hechas, como el aclareo, que es una parte importante de los gastos. Ahora quedaba recoger la fruta, es ahí donde se van a perder muchos puestos de trabajo. Si no se declara zona catastrófica, para algunos productores será muy difícil compensar los daños", declara Pérez.
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José María Pérez
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