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Teboza celebra su 80.º aniversario

"Las ventas de espárragos verdes podrían superar a las de los blancos en cinco años"

La compañía Teboza, que se dedica al cultivo de espárragos en los Países Bajos y, desde hace una década, también en España, cumple 80 años. Lo que empezó como una explotación de cultivos mixtos fue evolucionando poco a poco en los años 80 hacia el cultivo exclusivo de fresas y espárragos. En 2001, Will Teeuwen, tercera generación de esta empresa familiar, decidió abandonar también las fresas de verano y apostarlo todo por el "oro blanco". "Pocas empresas se dedican por completo al espárrago. No tenemos por qué ser los más grandes, pero sí los mejores. De ahí la exclusividad", argumenta Will.

Hola Will. Felicidades por el 80.º aniversario de vuestra empresa de espárragos. ¿Cuándo y cómo nació el negocio?
Mi abuela Marie Van Lier creció aquí, en [el municipio holandés de] Helden, donde todavía tiene su sede nuestra empresa. Procedía de una familia de agricultores. Su padre murió joven y no había nadie para hacerse cargo de la granja, así que cuando mi abuelo Lodewijk Teeuwen se casó con mi abuela, se trasladó al 15 de Zandberg para gestionar la explotación. El espárrago era ya un cultivo importante en aquella época —era el primer producto de la primavera que daba dinero—, pero no era el único. Llevaban a cabo varias actividades. Criaban ganado, tenían árboles frutales y cosechaban hortalizas al aire libre todos los años. Tras la Segunda Guerra Mundial, era una explotación mixta que suministraba todo tipo de alimentos. El espárrago requiere mucha mano de obra, así que no era el cultivo favorito. De hecho, el tema laboral sigue siendo complicado para el sector a día de hoy.

¿Trabajó en la empresa de niño?
Mi padre se hizo cargo del negocio muy pronto, en 1969. Yo nací ese mismo año y recuerdo empezar a ayudar ya con 10 años. En primavera, lo hacía siete días a la semana. Por la mañana, recogíamos los espárragos, por la tarde nos comíamos un bocadillo, clasificábamos los espárragos y luego se llevaban a la subasta. Por aquel entonces, en los años 80, la empresa seguía siendo pequeña en comparación con los estándares actuales. A cualquiera con cinco hectáreas se le consideraba trabajador a tiempo completo y podía ganarse bien la vida.

¿Necesita una explotación moderna de espárragos quintuplicar ese tamaño para ser rentable?
Bueno, las dinámicas han cambiado mucho. Hasta alrededor de 2015, prácticamente todos los productores de espárragos ganaban dinero. Eso ya no es así. Ahora hay que esforzarse más a nivel organizativo e invertir mucho en eficiencia para mantener los márgenes. El espárrago no es el producto más fácil de cultivar. La especialización es casi un requisito, pero también compensa. La reciente reducción de la superficie cultivada se debe sobre todo a que no todo el mundo está consiguiendo rentabilizar el cultivo. Ya ha quedado atrás la época en que los productores de espárragos podían sobrevivir con la ayuda de la familia en el campo y durante la cosecha. Algunos creen que es una pena porque, en ese sentido, el encanto del producto parece haberse perdido un poco.

¿Cuándo empezó a reducirse la superficie cultivada?
Antiguamente, la horticultura no siempre producía para el mercado. De hecho, quizá siga sin hacerlo. Muchos productores solo tenían en cuenta la cantidad de producto que podían plantar y cosechar ellos mismos. Así pues, la oferta de espárragos superó a la demanda del mercado hace unos diez años. Los precios bajaron y la superficie se redujo hasta el punto de que ahora la demanda supera a la oferta. A diferencia de la superficie, el consumo ha crecido mucho en los últimos años, en parte porque los supermercados han estado organizando grandes promociones cada temporada.

Pero como cuesta tanto retomar el cultivo —para que una explotación de espárragos sea rentable, se necesita trabajar a una determinada escala y usar maquinaria cara—, dudo que la superficie recupere pronto su nivel anterior. Además, la falta de relevo generacional y el clima son también problemas innegables, al igual que otros factores que ejercen presión sobre los rendimientos, como unas normativas medioambientales cada vez más estrictas y los requisitos de certificación.

Una planta de espárragos entra en plena producción al tercer año, ¿no es así?
Sí. Si plantas ahora, el año que viene obtendrás una pequeña cosecha, una cuarta parte de la capacidad total de producción, digamos. Al año siguiente, llegarás al 70%, y solo en el tercer año tendrás una cosecha completa. Pasan años antes de poder empezar a sacar algún beneficio.

Supongo, entonces, que sustituyes cada año un determinado porcentaje de tu superficie por plantas nuevas.
Un campo te dura una década, más o menos, así que, para mantener el ritmo, hay que reemplazar el 15% de la superficie cada año. Además, Teboza está aún en fase de crecimiento, por lo que no solo plantamos para sustituir las plantas anteriores. El objetivo actual es lograr una cosecha temprana. Cuanto antes dispongan los clientes de un producto de calidad, más fluidas irán las ventas cuando esté disponible el grueso de los volúmenes. Además, es más fácil trabajar con un suministro constante, aunque, como productores, esto es algo que nunca podemos controlar del todo. El tiempo sigue siendo el factor decisivo. A veces hace demasiado frío, y a veces hay demasiada humedad.

En España, por ejemplo, donde también se cultivan espárragos, ha llovido mucho este año. ¿Teboza cultiva allí?
Gestionamos dos explotaciones en Andalucía donde cultivamos únicamente espárragos verdes al aire libre. La cosecha suele comenzar en febrero, pero este año se ha retrasado un poco debido a las persistentes lluvias. A partir de 2026, tenemos previsto cosechar en España de febrero a octubre. Son ocho meses. Durante los otros cuatro meses y cuando el producto español no puede satisfacer toda la demanda, recurrimos a importaciones de ultramar, sobre todo de México y Perú.

El espárrago verde es un producto cada vez más popular y con el que nosotros seguimos expandiéndonos. Sospecho que en nuestra empresa sus ventas superarán a las del espárrago blanco en un plazo de cinco años. Uno de los retos de cara al futuro será satisfacer la creciente demanda, sobre todo la de espárragos verdes, porque es improbable que aumente la superficie cultivada en Europa. España ha tenido suficiente agua este año, pero quién sabe si lloverá bastante en los próximos años para que se llenen los embalses.

¿Por qué crees que las ventas de espárragos verdes podrían superar a las de los blancos?
La gente come espárragos verdes todo el año, y son versátiles. Cada vez se usan más para ensaladas, por ejemplo. Aunque Países Bajos tiene capacidad para importar espárragos blancos de Sudamérica o Sudáfrica en contraestación, los consumidores los consideran un producto de primavera. Eso está bien; creo que esa estacionalidad es algo digno de aprecio. Tenemos espárragos blancos disponibles durante cuatro o cinco meses, desde finales de enero con el producto de invernadero hasta finales de junio, con el último de cultivo al aire libre.

He leído que también hay problemas con la mano de obra en España. ¿Os afecta?
En España, donde no solo se emplea a gente de allí, sino también a inmigrantes, los salarios están subiendo, y es algo bastante problemático. Además, encontrar buenos terrenos allí es aún más complicado que en Países Bajos. Digámoslo así: en nuestro trabajo, a veces te sientes impotente. Las dificultades, agravadas este año por las fuertes lluvias y el retraso de la cosecha, abundan. No obstante, estamos creciendo a un buen ritmo en España y estamos convencidos de que esas inversiones no tardarán en dar sus frutos.

Los agricultores locales que visitan nuestras explotaciones demuestran que las cosas van por buen camino. Observan cómo trabajamos y nos preguntan si pueden cultivar para nosotros. Contamos con el personal necesario para ayudarles a empezar, así que nuestra respuesta suele ser afirmativa. Aun así, nos aseguramos de ocuparnos nosotros mismos de tres cuartas partes del cultivo. Mantener el control del proceso sigue siendo la mejor garantía de continuidad y calidad.

¿Vuestro cultivo holandés está también dividido de ese modo?
Contamos con un grupo fiel de productores en esta región de los Países Bajos, por lo general, de explotaciones mixtas, que nos abastecen. Es así desde hace casi 20 años, y funciona muy bien. Pero, efectivamente, aquí también nos encargamos nosotros de la mayor parte del cultivo.

Has mencionado el tema de la mano de obra. ¿Utilizáis cosechadoras selectivas?
Sí. Aunque debo decir que aún harán falta algunos ajustes. Cuándo empezaremos a utilizarlas dependerá de los resultados de este año, pero será pronto, porque la robotización es imprescindible hoy en día. La gente desconfía cada vez más de los trabajadores inmigrantes y hay una gran presión salarial. No obstante, las cosechadoras actuales siguen necesitando bastante mano de obra.

¿Perseguís mejorar la eficiencia en otros ámbitos?
Todos los años tenemos que hacer algo, porque los costes no paran de subir. Tenemos previsto gastarnos bastante dinero en una clasificadora óptica aún más avanzada con la que mejorará la capacidad y la calidad. Sin embargo, muchas tareas de envasado, como colocar de manera ordenada los espárragos en la cinta transportadora, se siguen haciendo a mano. Todavía no hay soluciones de automatización para esto.

¿Envasáis los espárragos en papel o en plástico?
Suministramos principalmente a cadenas de retail holandesas y belgas. Las holandesas prefieren los flowpacks, mientras que las belgas quieren sus espárragos en bandejas pequeñas. Los espárragos tienen un alto contenido de humedad, por lo que los envases de cartón sin recubrimiento no son una opción. Entiendo el debate sobre el uso de materiales de envasado, pero ese tipo envase permite reducir los residuos. Si los espárragos se vendieran sueltos en las tiendas, se acabaría tirando un tercio de la oferta, con el consiguiente coste medioambiental que ello supondría, y luego habría que producir un tercio más para poder satisfacer la demanda. Tengo la sensación de que los políticos están tomando decisiones sin tener en cuenta nuestras opiniones y sin implicar lo suficiente al sector.

¿Cuáles son, ahora mismo, los mayores retos para Teboza?
Ya los hemos mencionado: el aumento de los costes, el cambio climático y la política. El mayor reto es el aumento de los costes, sobre todo de los salarios, y de los precios de los insumos. Hay que fabricar esos materiales, y todos los sectores están teniendo que lidiar con el aumento de los costes laborales. Además, no es fácil lograr que esos aumentos los asuman otros eslabones de la cadena. El número dos es el clima, algo que no habría mencionado hace cuatro años. Me refiero al clima extremo que ya azota a todos los países, que nos obliga a distribuir los riesgos trabajando en varias zonas de cultivo y con diferentes técnicas de cultivo.

El número tres es la falta de coherencia y dirección en la política. El Gobierno parece más preocupado por asuntos triviales que por lo que es verdaderamente importante para el sector hortícola. Esperemos que esto cambie, porque para los empresarios no hay nada más perturbador que una política voluble.

Este artículo se publicó anteriormente en la edición de Primeur de mayo de 2025. Haz clic aquí para acceder a la edición completa.

Para más información:
Will Teeuwen
Teboza
Tel.: +31 (0) 77 307 1444
[email protected]
www.teboza.com