Hoy en día, la agricultura tradicional queda matizada por otras vertientes cada vez más técnicas. Los injertos, el cultivo hidropónico o el mundo bío son algunos de los caminos que se han marcado hace años y que encuentran su mundo en los viveros, que son una parte fundamental del proceso.
Mateo Ignacio, comercial de ventas de Viveros La Sala, dice que "hasta 44 millones de plantas injertadas salieron de sus instalaciones el año pasado hacia el resto de España, Portugal y sur de Francia".
"Estamos especializados en planta injertada de sandía, tomate, pepino, melón y calabacín. Las ponemos en una base de calabaza para que le dé fuerza al cultivo por si el suelo está cansado. En el tomate, por ejemplo, funciona muy bien", dice Ignacio.
El responsable comenta: "La Sala empezó hace unos 38 años y, tras muchos esfuerzos, nos hemos consolidado en el sistema de la agricultura. Tenemos clientes grandes, pero trabajamos mucho con los agricultores más pequeños de Murcia, que, sobre todo, prefieren nuestra planta de pimiento entre otras; no en vano, el año pasado vendimos 14 millones de plantas hortícolas para nuestra zona".
"Las plantas viajan a climas parecidos al nuestro, pero en distintas fechas del año, por ejemplo, la sandía y el melón empiezan en Almería, siguen por Murcia, Sevilla, Valencia, Tarragona y Ciudad Real. El tomate lo mandamos a Portugal, Navarra, Almería y Murcia. Hay producto murciano por todas partes, más de lo que nos creemos", señala el comercial.
"También tenemos un vivero bío. Hay que tratarlo con otros productos y las plantas son más sensibles porque llevan menos tratamientos. En orgánico, el tomate y el pimiento son los productos más demandados. Se plantan en España, pero la mayoría se exporta a Alemania", apunta Ignacio.
Otra especialidad es el cultivo hidropónico. La planta no llega a tocar el suelo, nace directamente de un saco con un sustrato de "lana de roca o fibra de coco", dice el responsable, que explica que "la lana de roca es como un bloque inerte que drena muy bien el agua y ayuda a que la raíz coja mucha fuerza". La lana de roca, a pesar de su llamativo nombre, es un aislamiento mineral que protege del frío y del calor, y ayuda a la planta a crecer robusta.
"La gran ventaja del hidropónico", subraya Ignacio, es "que no tiene problemas de suelos cansados o que no vayan bien con la planta. Se puede aprovechar el terreno sin mezclarse con el suelo. Necesita de más riegos pero más cortos. El tomate y el pepino son las hortalizas principales en esta técnica".
"La suerte de nuestra región es el clima. Hay mucha luz, tenemos un sol que es como si tuviéramos dos. Eso es la energía y la vida de las plantas", concluye el responsable.
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