La industria bananera de Panamá atraviesa un momento crítico, marcado por una huelga que ha paralizado operaciones y afectado a toda la cadena productiva. La situación se intensificó tras la suspensión de actividades por parte de Chiquita y el despido masivo de trabajadores, generando un clima de tensión y descontento en la región.
Un exportador del sector, quien prefirió mantener el anonimato, resume la situación con claridad: "Chiquita hizo un break en sus operaciones y suspendió 4.500 empleos. Ellos siguen en huelga buscando que la huelga sea declarada legal, aunque ya fue declarada ilegal por un juez".
La huelga, aunque ha perdido fuerza, sigue afectando las rutas de exportación, retrasando el envío de fruta a mercados internacionales como Europa y Estados Unidos. "La huelga perjudica las exportaciones. Chiquita suspendió sus operaciones y todos estamos viendo cómo adaptarnos", explica.
El exportador señala: "A todos nos perjudica. Incluso los restaurantes nacionales ya no tienen pollo ni carne, y el gas escasea". La falta de suministros básicos y los bloqueos intermitentes están afectando la logística interna, provocando un efecto dominó que compromete el abastecimiento local y la viabilidad de las exportaciones.
A pesar de que la presión y la fuerza de la huelga se están debilitando, los bloqueos persisten de forma esporádica. "Ahora permiten pasar esporádicamente tres horas en la mañana y tres en la tarde, pero es muy complicado entender lo que quieren", indica, dejando entrever la falta de comunicación y coordinación entre las partes implicadas.
La expectativa de los trabajadores se centra en lograr una indemnización justa por sus despidos, pero la situación sigue siendo incierta. "Lo que quieren es que la huelga sea declarada legal para tener derecho a una mejor indemnización", comenta. Sin embargo, la empresa no está obligada a reincorporarlos, lo que genera frustración y desánimo en la comunidad.
El impacto internacional también es relevante. Con Panamá como proveedor para el mercado europeo y estadounidense, la interrupción de las exportaciones afecta directamente a la disponibilidad y cumplimiento de contratos.
Según la experiencia compartida, no hay un horizonte claro para retomar la normalidad. La falta de información oficial del sindicato y el hermetismo del sector complican las proyecciones.