La campaña de sandía en la provincia de Almería sufre este año un retraso respecto al calendario habitual debido a las lluvias persistentes registradas durante el mes de marzo. Según el Observatorio de Precios y Mercados de la Junta de Andalucía, las condiciones meteorológicas adversas de la primavera han afectado especialmente a la producción al aire libre del Levante almeriense, que suele desarrollarse después de la recolección en invernaderos del Poniente.
La organización agraria COAG ya había advertido en marzo de las "serias dificultades" que provocaría el exceso de humedad durante la fase de polinización de las variedades más tempranas. Como resultado, la maduración del fruto se vio comprometida y se obtuvieron piezas de entre dos y cuatro kilos, frente a los seis kilos de otras plantaciones posteriores.
Pese al descenso de producción, a los agricultores al menos les consuela que Marruecos también ha registrado demoras en su campaña, lo que ha retrasado la entrada de grandes volúmenes al mercado europeo hasta finales de mayo. Esta circunstancia favorece a los productores locales, ya que en un mercado cada vez más competitivo, vender primero puede marcar la diferencia.
El cultivo de sandía sigue un proceso que se extiende unos tres meses desde la germinación hasta la maduración, pasando por las fases de crecimiento, floración y cuajado del fruto. La primera cosecha temprana, tradicionalmente valorada en Europa, suele recogerse en abril. La segunda, que coincide con la llegada del verano y la mayor demanda, es la que actualmente presenta demoras.
Pese a las dificultades, la superficie dedicada a este cultivo ha crecido un 2% esta campaña, según la Junta de Andalucía. Muchos agricultores optan por la sandía como alternativa a otros cultivos como el tomate o el pimiento, más afectados por plagas. No obstante, el sector no ha quedado exento de problemas fitosanitarios, pues se ha detectado un incremento en la presencia de pulgón durante la fase de engorde del fruto, especialmente en invernaderos sin control biológico.
En lo económico, la campaña destaca por una mejora en los precios en origen. El agricultor está recibiendo entre 60 y 70 céntimos por kilo, un incremento de hasta 15 céntimos respecto al año pasado, siendo la variedad negra sin semillas la mejor pagada.
Sin embargo, la diferencia con el precio final es considerable: el consumidor abona, de media, 1,96 euros por kilo, según datos de COAG. Esta cifra representa un 196% más que lo que percibe el productor, sin incluir los costes y márgenes de los intermediarios.
Fuente: diariodealmeria.es