Turquía se enfrenta a las secuelas de una de las catástrofes agrícolas más graves de las últimas décadas, ya que una helada inoportuna y el frío del mes de abril devastaron los cultivos frutales de las principales regiones productoras. La helada, descrita como la más destructiva de los últimos 30 años, provocó un brusco descenso de la temperatura de 10 °C en todo el país y afectó gravemente a los frutales en flor. El Parlamento ha creado una comisión para evaluar los daños y recomendar medidas de emergencia.
El sector de la cereza se ha visto especialmente afectado. Las principales provincias productoras, como Esmirna, Manisa, Denizli y Kütahya, sufrieron daños generalizados, con pérdidas de producción estimadas en hasta el 80% en algunas zonas. A pesar de que las cosechas han terminado en varias regiones, la oferta en el mercado sigue siendo escasa y cara. Las cerezas de baja calidad se venden ahora a entre 150 y 300 liras turcas (4,3-8,7 euros) el kilogramo, mientras que las variedades de alta calidad, como Napolyon y Salihli, cuestan entre 600 y 700 liras (17,3-20,2 euros) el kilogramo, si es que están disponibles.
Hadim, un distrito tardío en Konya, es una de las pocas zonas que aún se preparan para cosechar. Pero incluso allí, la producción de cerezas ha caído más de un 75%. Los productores se enfrentan a tensiones financieras, con precios de salida en torno a las 400 liras (11,5 euros) por kilo. El representante del sector, Tefik Ateş, advierte de que muchos aprovechan la escasez para subir los precios, a pesar de que la fruta de "buena calidad" actual sigue estando por debajo de los estándares habituales. En otras regiones, como Denizli, no se desarrollaron variedades protegidas como la cereza Honaz, y el festival de la cereza que se celebraba desde hace tiempo en Amasya se ha cancelado debido a la escasa cosecha.
El impacto de las heladas se extiende más allá de las cerezas. Según las autoridades agrícolas, la producción nacional de fruta ha descendido de los 28 millones de toneladas previstos a solo 21 millones. Los albaricoques se han visto especialmente afectados. El presidente de la Bolsa de Productos Básicos de Malatya, Ramazan Ozcan, señala que la cuota mundial de Turquía en la producción de albaricoques frescos ha caído drásticamente, con un rendimiento anual que ha pasado de 170.000 a 70.000 toneladas en los últimos años. Los costes de mantenimiento de los huertos dañados se han duplicado.
Los productores de uva de Manisa también han sufrido importantes reveses, y los rendimientos previstos se han reducido más de la mitad tras dos heladas. El presidente de la Bolsa de Productos Básicos, Sadik Ozkasap, informa de un descenso de 300.000 a solo 125.000-150.000 toneladas.
Los dirigentes agrícolas piden ayuda urgente. Baki Remzi Suicmez, de la Cámara de Ingenieros Agrícolas, destaca los planes de recuperación, que implican poda, irrigación, fertilización y control de plagas, al tiempo que subraya la necesidad de aplazamientos de préstamos y un nuevo paquete de ayudas. Sin ayuda económica, Turquía podría sufrir daños duraderos en su economía agrícola.
Las previsiones oficiales del Instituto de Estadística turco pronostican un descenso del 24,4% de la producción frutícola en 2025, y el banco central ha elevado su previsión de inflación alimentaria al 26,5%, citando las heladas como factor clave.
Fuente 1: Daily News
Fuente 2: TMMOB