Los primeros informes tras el estallido del último conflicto en Oriente Medio, esta vez entre Irán e Israel, indicaban un impacto mínimo en las exportaciones iraníes, pero los exportadores ya estaban preocupados por un rápido deterioro de la situación. Hoy, esos temores se han materializado, y la temporada de exportación de varios productos está a punto de paralizarse.
Hossein Vasei, director de desarrollo de negocio de Zaravaran Group, nos pone al día de la situación: "La guerra está frenando la economía y las exportaciones. La logística es lenta y arriesgada. Aunque los puertos están técnicamente operativos, su eficacia ha disminuido. El despacho de aduanas es lento, las inspecciones se han intensificado y el acceso a contenedores o rutas marítimas fiables es limitado. Muchas empresas no tienen más remedio que recurrir a redes informales o a intermediarios arriesgados para mantenerse a flote".
La guerra está agravando las dificultades de los exportadores iraníes, que desde hace tiempo se ven perjudicados por las sanciones económicas impuestas al país. "A nivel nacional, nos enfrentamos a la volatilidad monetaria, restricciones bancarias, normativas impredecibles, escasez de materias primas y aumento de los costes. Las sanciones financieras y bancarias han bloqueado o ralentizado gravemente la mayoría de los canales de pago oficiales, lo que hace que las transacciones sean arriesgadas y costosas. En el exterior, hay una falta de confianza y una creciente aversión al riesgo por parte de los compradores extranjeros. Si tuviera que hablar con honestidad y realismo sobre el estado actual del comercio exterior iraní, diría que atravesamos uno de los periodos más complejos y estresantes de nuestra historia", explica Vasei.
"Desde una perspectiva cuantitativa, podemos decir que el volumen real del comercio exterior, en particular las exportaciones no petroleras, ha caído hasta el 30-40% de lo que se consideraría normal en condiciones estables. Avanzamos con los frenos puestos", concluye.
Los ataques a Irán están ampliando su alcance, afectando a la logística y a las infraestructuras energéticas. El apagón de Internet y el cierre de vuelos siguen aislando a los exportadores. Peor aún, la posibilidad de cerrar el estrecho de Ormuz está cada vez más cerca, y si ocurre, será un golpe devastador no solo para las exportaciones iraníes, sino también para la economía mundial.
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Hossein Vasei
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