Los principales cultivos que generan un mayor valor añadido a nivel económico y social son los que generan más mano de obra, no solo en la producción, sino posteriormente en la agroindustria. En Extremadura estos cultivos son principalmente leñosos como los frutales (riego y secano), olivar y viña, ya que la mayor parte de cultivos que en su día generaban demanda de mano de obra se han mecanizado y en estos momentos apenas necesitan contratar mano de obra eventual para las recolecciones, como son los casos de los cultivos hortícolas, tomates o tabaco.
La superficie de frutales en la región se ha reducido un 21% en los últimos 5 años debido fundamentalmente a la escasez de mano de obra, tanto para la poda como sobre todo para la recolección. Se ha pasado de las 21.700 hectáreas de cultivo en el año 2019 a las 17.200 en el año 2025, y si nada cambia se mantendrá o agravará esta tendencia.
El problema ya no es del precio de la fruta, es principalmente de ausencia de mano de obra disponible para realizar las labores. Por ahora se están manteniendo las grandes plantaciones de explotación casi industrial y las pequeñas explotaciones, donde se sostienen con mano de obra familiar.
Este descenso de superficie no solo afecta al sector productor, ya que esas 4.500 ha suministraban productos a las centrales hortofrutícolas de la región que se están viendo desabastecidas de frutas para servir a sus mercados.
En cambio, las plantaciones mecanizadas de frutos secos y olivar están ocupando este terreno con la consiguiente deslocalización de las producciones, que está poniendo en serio riesgo a las plantaciones tradicionales.
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