La caída abrupta de los precios de la papa y un exceso de oferta en el mercado interno han generado pérdidas significativas para los productores argentinos, al punto de que muchos han dejado parte de la cosecha pudrirse en los campos. El valor de la bolsa de 18 kilos cayó de $3.000 en 2024 a $1.500 en 2025, menos de lo necesario para cubrir los costos de producción, que rondan los US$7.500 a US$8.000 por hectárea.
Según estimaciones de la Federación Nacional de Productores de Papa (Fenapp), un productor promedio con 100 hectáreas habría perdido aproximadamente US$640.000, una cifra que refleja la incapacidad del mercado de absorber toda la producción. Ante esta situación, se prevé una reducción de la superficie sembrada en la próxima campaña.
El asesor de productores Ezequiel Martínez señaló que la sobreoferta se debió a buenas cosechas generalizadas y a una demanda interna débil. "No hubo precio ni compradores, y varios productores optaron por dejar lotes sin cosechar porque la ecuación económica no cerraba", explicó. A modo de ejemplo, una hectárea puede producir unas 3.000 bolsas, cuyo valor pasó de cerca de $9 millones a $4,5 millones en un año.
El mercado industrial tampoco ha ofrecido solución. Empresas procesadoras limitan las compras al 50 o 60% de lo contratado, dejando un excedente que se vende de manera informal con la etiqueta "para papa frita". Además, las condiciones climáticas adversas, como el exceso de lluvias, provocaron que parte de la cosecha se descompusiera bajo tierra, obligando a muchos productores a abandonar o cosechar parcialmente los cultivos.
Alfredo Pereyra, presidente de Fenapp, advirtió que las pérdidas se reflejan no solo en el producto dejado en el campo, sino también en la inversión no recuperada: "Ni siquiera se recupera el 20% de lo invertido". Por su parte, Mario Raiteri, productor de papa y vicepresidente de Fenapp, señaló que muchos agricultores reducirán la superficie sembrada en la próxima campaña debido a la combinación de precios bajos y tasas de financiación de hasta 80%.
La situación afecta a todas las principales regiones productoras, incluyendo Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, Mendoza, Río Negro, Santa Fe, Catamarca y Jujuy, donde la papa representa un alimento clave y un componente estratégico de la producción agrícola del país. Los expertos coinciden en que la solución pasa por desarrollar canales de exportación y productos con mayor valor agregado, como papas prefritas congeladas o papa semilla, ya que el mercado interno no absorbe todo el excedente.
Raiteri resumió el impacto social de la crisis: "Es triste ver que queda alimento en el campo mientras hay gente que no puede acceder a él. Muchos productores pequeños no podrán volver a sembrar y desaparecerán. La papa no es solo un negocio: es un alimento esencial".
Fuente: lanacion.com.ar