El inicio de la temporada española de la clementina, que comenzó hace tres o cuatro semanas, parece lento este año. Con las importaciones todavía presentes en el mercado y el consumo en horas bajas, a la Clemenrubí española le está costando hacerse hueco al inicio de la temporada. Sin embargo, como explica Xavier Rosario, de Louis Rosario, con sede en Perpiñán, la situación debería mejorar la próxima semana.
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Remanente de clementinas Orri sudafricanas
"Los precios eran altos al principio y la demanda baja y todavía quedaban muchas existencias de Sudáfrica", explica Xavier Rosario. Esta situación no favorecía la llegada de las Clemenrubí españolas, a cuyos primeros lotes les faltaba un poco de color. "Frente a una oferta sudafricana de Orri más dulce y a precios más bajos, es evidente que el producto español no puede competir. Sobre todo porque los calibres sudafricanos (principalmente el 1) se ajustan más a la demanda actual, mientras que la Clemenrubí española está disponible principalmente en calibres pequeños (2, 3, 4)", explica el profesional. Ante una demanda todavía tímida, los precios del producto de origen español han bajado, y la tendencia se ha intensificado en los últimos días, sobre todo en los calibres pequeños.
Se espera una mejora a partir de la semana que viene
Las condiciones meteorológicas tampoco ayudan al ya de por sí tranquilo mercado. "Sigue haciendo demasiado calor, las temperaturas no propician el consumo de cítricos y las vacaciones escolares nunca favorecen la actividad", explica Xavier. Además, en su opinión, "cuanto menor es la demanda, mayores son los márgenes de la gran distribución, lo que frena todavía más las ventas". Sin embargo, la situación debería cambiar pronto. "Con el final de las vacaciones, la vuelta del frío y la salida de las últimas existencias de Orri (cuya calidad empieza a disminuir), creo que la campaña española se pondrá realmente en marcha la semana que viene, y la caída de los precios también debería darle un empujón".
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"El consumo está cambiando y debemos adaptarnos"
"Tenemos que adaptarnos a los nuevos patrones de consumo", afirma Xavier Rosario, que ha observado una erosión gradual de la demanda a lo largo del tiempo, sobre todo en los segmentos tradicionales. "Estamos asistiendo a un fenómeno estructural: las nuevas generaciones consumen menos frutas y verduras que sus mayores. Buscan ahorrar tiempo y ser más prácticos, como demuestra el auge de los productos de IV gama. Hoy en día, en la sección de frutas y verduras de los supermercados o en el mercado, quienes compran productos frescos son principalmente personas de 50 años o más, que todavía se toman el tiempo de cocinar".
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