Which?, una asociación de consumidores, ha realizado un experimento llevando a clientes a comprar a los grandes almacenes, llevando unos auriculares con cámara integrada para grabar cómo se dejan influenciar en el momento de la compra.
Todos fueron con la lista de la compra hecha de antes y salieron con artículos de más que no habían contemplado. Las conclusiones a las que llegaron los expertos son muy reveladoras.
Conclusiones reveladoras
Las tácticas de venta se emplean hasta en la distribución del supermercado. Por ello, las frutas y las verduras casi siempre se ponen cerca de la entrada para crear un ambiente fresco y saludable. En cambio, el pan, el azúcar o la leche, productos de primera necesidad, estarán siempre desterrados al fondo para que tengamos que recorrernos todos los pasillos y quedar tentados a coger otros artículos.
La investigación, además, se encontró con que algunas tiendas, en vez de frutas, promovían productos de capricho, como pasteles y tartas, en la entrada para alentar al comprador a llevarse uno de esos productos antes de pasar por caja.
El experimento demostró que los compradores leen las estanterías como si de un libro se tratase, es decir, dirigen sus ojos de izquierda a derecha y luego hacia abajo. Por eso, los productos que se encuentren a la altura de nuestros ojos son lo primero vemos, y por ello, las grandes marcas ese interesan para que los supermercados los posicionen allí.
También por eso, los artículos que ofrecen el precio más barato se encuentran en los estantes inferiores.
Los clientes, conejillo de indias, hacían más caso a los carteles que colgaban en las estanterías y se llegó a la conclusión de que la manera en que los carteles se mueven y sus colores hacen que se perciban antes y se les preste atención. Y aunque en un primer momento no se cojan esos productos, es muy probable que, pasado un tiempo, se vuelva a ir a donde estaba la oferta y terminar comprándola.
Fuente: europapress.es