"El objetivo es crear una cubierta multiusos. Anteriormente, existían pros y contras sobre el uso de cubiertas; podían proteger las plantas de la lluvia, pero tenían el riesgo de generar demasiada sombra. Hoy en día, sin embargo, son cada vez más útiles, ya que pueden acelerar o retrasar la cosecha, mejorar las cualidades organolépticas y evitar el desarrollo de enfermedades".
"Hemos pasado de 50 hectáreas de huertos cubiertos a las actuales 250. El movimiento automático de las cubiertas ha ayudado mucho, pero espero que las numerosas convenciones, reuniones e informes también hayan contribuido".
Guglielmo Costa y Stefano Lugli, de la Universidad de Bolonia, en un huerto de cerezos cubierto.
En cuanto al coste de usar cubiertas, el profesor explica que en los países donde el cultivo de cerezas es semiintensivo, por ejemplo Turquía, España y el Mediterráneo, el rendimiento por hectárea no es suficiente para justificar el uso de cubiertas. "Es en países como Italia, Francia o Alemania donde se tiende a usarlas para proteger la producción de alta calidad. Es una inversión bastante grande, pero el sistema puede durar hasta 15-20 años".
"Han pasado cuatro años desde la última convención y, por tanto, será una ocasión importante para compartir nuevos conocimientos. Hablaremos sobre mejora genética, técnicas precosecha y poscosecha, protección ante enfermedades y cubiertas".
Contacto:
Doctor Stefano Lugli
Departamento de Ciencias Agrarias
Área Científica de Cultivos Arbóreos
Alma Mater Studiorum - Universidad de Bolonia
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