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EE. UU.: El mandato de Trump podría reducir las importaciones desde China

Donald Trump se convertirá en el nuevo presidente de los Estados Unidos en febrero, y su plan para “reconstruir la economía estadounidense a través de defender el libre comercio” podría tener profundas implicaciones, especialmente para el comercio con China.

China fue uno de los temas recurrentes de la campaña por la presidencia de Trump, quien afirmó reiteradamente que los socios comerciales de Estados Unidos, en particular China, han estado aprovechándose de Estados Unidos a la hora de comerciar.

China se menciona en tres de los siete puntos de su plan para “reconstruir la economía estadounidense y hacer que EE. UU. vuelva a ser grande”. Además, Trump propone fuertes aranceles para todas las importaciones de productos chinos (del 45%) y mexicanos (del 35%).

Para empezar, Trump proclama que China manipula las divisas, e insta al Representante de Comercio de EE. UU. que “demande a China”, tanto en EE. UU. como en la OMC, para detener su “comportamiento desleal con respecto a los subsidios”. Una de sus propuestas consiste en impedir a las empresas estatales chinas realizar adquisiciones en EE. UU. Por último, Trump quiere “utilizar todo el poder presidencial que permita la ley para resolver las disputas comerciales” con China, incluida la aplicación de aranceles.

La principal cuestión es si Trump, una vez haya asumido la presidencia, podrá desempeñar los cambios que propone. No obstante, la industria de los productos agrícolas frescos puede verse afectada por los vientos de cambio en EE. UU., incluso aunque no se impongan todas estas políticas.



Demandas antidumping

Un ejemplo podría ser la demanda antidumping contra Zhengzhou Harmoni Spice, un importante exportador de ajos de China, en 2016.

A principios de 2016, los productores de ajos Stanley Crawford y Avrum Katz formaron la Unión de Productores de Ajos de Nuevo México y comenzaron a emprender acciones legales contra uno de sus competidores, que, según alegan, no paga impuestos antidumping a EE. UU. Aprovechando un vacío legal en las regulaciones del Departamento de Comercio, Harmoni Spice pudo evitar dichos aranceles de importación, de unos 4,40 $ por cada kilo de ajos, de modo que, según los documentos presentados en el juicio, la empresa había importado a EE. UU. más de 25 millones de kilos de ajos a precios favorables entre 2012 y 2016.

En la actualidad, China produce un total de 19 millones de toneladas de ajos al año, lo que lo convierte en el mayor productor del mundo, mientras que EE. UU. solamente produce 175.000 toneladas anuales. Aunque, actualmente, los precios mayoristas de los ajos en China son inferiores a 1 € el kilo, las políticas antidumping estadounidenses pueden añadir otros 4,50 € (4,70 $) a los ajos importados para igualar las condiciones y proteger a los productores estadounidenses.

Los ajos chinos disfrutan de una cuota del 25% en el mercado estadounidense, que importó unas 65.000 toneladas en 2014, es decir, un 25% de las 260.000 toneladas que consume EE. UU. al año.

A su vez, Harmoni Spice demandó a sus oponentes, argumentando que el único objetivo de sus alegaciones era hundir a la compañía y socavar su posición en el mercado estadounidense.

El caso todavía no se ha resuelto, pero demuestra que, si se les anima a intervenir, los individuos y las empresas pueden abrir casos comerciales contra China más fácilmente y con ayuda de las instituciones, una tendencia que podría aumentar con la presidencia de Trump si este continúa con su plan de 7 puntos para acabar con las importaciones baratas procedentes de China.

Preocupación

Trump todavía no ha subido al poder, pero cada vez hay más rumores y preocupación entre los productores y exportadores chinos.

“Actualmente, solo hay tres empresas que puedan exportar ajos a EE. UU. Antes nosotros podíamos, pero se ha vuelto demasiado difícil y ahora nos centramos sobre todo en el jengibre, el taro y las raíces de loto”, explica el propietario de un negocio de exportación de hortalizas de Shandong, China.

Otro exportador de la misma provincia opina igual: “EE. UU. es un gran mercado, y también un gran productor de frutas y hortalizas. Concretamente, el mercado estadounidense del ajo es enorme y resulta especialmente atractivo. Sin embargo, no tenemos la capacidad, el tiempo ni los recursos para implicarnos en las demandas antidumping que sabemos que están teniendo lugar en EE. UU., así que ya no exportamos a este mercado”.

Un productor y exportador de peras también percibe que la situación ha comenzado a cambiar: “Hace poco, se intensificaron los controles de calidad de las exportaciones en EE. UU. Por supuesto, antes ya se analizaban los productos, pero ahora los controles aleatorios y demás pruebas de calidad llevan cada vez más tiempo, y los requisitos se están volviendo más estrictos. Creo que este problema se agravará aún más con Trump”.
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