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Los horticultores neerlandeses opinan que no son planes realistas

La horticultura rusa debe crecer en 2.000 hectáreas para 2020

La demanda rusa de verduras de invernadero ha crecido tanto en los últimos años que a pesar del incremento de la superficie nacional, la importación también ha aumentado. Durante los próximos años, tendrán que construirse con ayudas alrededor de 2.000 hectáreas de invernadero. El país tendrá que producir 1,7 millones de toneladas de verduras de invernadero al año para 2020. ¿Es este crecimiento plausible? Los fabricantes de invernaderos neerlandeses Gakon, Certhon, KUBO y el Grupo VB debaten sobre ello.

Según el Ministerio de Agricultura, Rusia produjo 615.000 toneladas de verduras de invernadero el año pasado. Esto supone un crecimiento del 6,5% en comparación con 2012. La superficie de invernaderos ha crecido hasta las 2.600 hectáreas en los últimos años. Esta cantidad todavía está muy por debajo de las 4.700 hectáreas que había en el país durante el régimen soviético. Esos invernaderos ahora están viejos o se han derruido. Los costes en rápido aumento frente a los precios en lenta subida, los límites en el uso del combustible y la fuerte competencia suponen unas malas perspectivas de futuro para los productores. Además, algunas partes de la Unión Soviética que ahora no pertenecen a Rusia eran importantes para la producción de verduras.


Los minoristas rusos también desempeñan su papel en la creciente demanda de producto controlado. Magnit, el mayor minorista del país, cultiva sus propios tomates, lechugas y pepinos desde 2011. El año pasado se trabajaron 40 hectáreas. Otras 20 hectáreas entrarán en producción en otoño, y para finales del próximo año el objetivo está en las 80 hectáreas.

La situación en Rusia ha cambiado. La demanda de verduras de invernadero está aumentando en el país. De hecho, está aumentando tan rápidamente que la creciente superficie de invernaderos no puede responder a la demanda. La importación superó el millón de toneladas en la temporada 2012/2013, un crecimiento del 8%, pero Rusia quiere ser menos dependiente de la importación. La construcción de invernaderos está fuertemente subvencionada por el Gobierno. Las ayudas en los costes energéticos, las inversiones y los préstamos especiales para la construcción, renovación y modernización de los invernaderos y su equipamiento deben conducir a una superficie de 4.700 hectáreas para 2020, tantas como había en la era soviética. La producción debería crecer hasta las 1,7 millones de toneladas en 2020. Esto supone que otras 2.000 hectáreas deben construirse durante los próximos seis años. ¿Es esto realista?


El año pasado el Grupo VB trabajó en un invernadero de tomates en Volvogrado, Rusia. El proyecto total tenía un perímetro de 25 hectáreas.

VG Group
El Grupo VB ha llevado a cabo varios proyectos en la Federación Rusa en los últimos años. “Hemos ampliado significativamente nuestras actividades”, afirma Edward Verbakel. “Esto supone que podemos ponernos al día con la inevitable salida del sistema del mercado ruso”. Edward opina que todavía hay un aumento en la demanda de proyectos de invernadero. “Esto demuestra que los países dentro de la Federación Rusa están tratando de ser más autosuficientes”. Sin embargo, Verbakel estima que una Rusia autosuficiente para 2020 no es realista.

KUBO
KUBO también hace varios proyectos en Rusia cada año. “Por una parte, están las compañías existentes que construyen nuevos invernaderos a una escala conservadora, a menudo para reemplazar los viejos invernaderos ya existentes. Por otra parte, están los inversores que empiezan grandes proyectos desde cero. Esos son normalmente nuestros clientes”, explica el gerente de exportación Henk van Tuyl. A pesar de que no hay sanciones directas sobre la importación de invernaderos y sistemas neerlandeses, él ha notado que la situación ha cambiado. “Nuestros clientes no están seguros sobre las posibles limitaciones en el futuro próximo”, según Van Tuyl. “La tasa de cambio del rublo también ha caído durante las últimas semanas y el interés ha subido. Esto supone que las decisiones se están posponiendo y hay compañías que están considerando volver a los fabricantes rusos. Los bancos neerlandeses tampoco están corriendo riesgos y, por ejemplo, no quieren dar confirmación sobre las cartas de crédito de los bancos rusos hasta próximas noticias. Todo ello hace las actividades más difíciles”.


En febrero de 2014, se inauguró el primer invernadero de Ultra-Clima ruso. El concepto de KUBO tiene un control único del clima, entre otras cosas.


¿Es el crecimiento de la superficie y la autosuficiencia final una imagen realista para el futuro? Van Tuyl observa que el crecimiento planificado no se está consiguiendo de momento. “En parte porque empezar nuevos proyectos lleva más tiempo debido a la burocracia. Obtener la financiación necesaria es también difícil. Se estima que se construyeron 100-150 hectáreas de nuevos invernaderos en 2013, pero alrededor de la mitad de estas sirvieron para reemplazar las que se demolieron. Para 2014 se esperan unas cifras similares.

Certhon
“Rusia es un país con mucho crecimiento potencial y un mercado importante para nosotros”, indica John Lagerwerf, de Certhon, hablando sobre varios proyectos de la compañía. “Pero nuestra estrategia de ventas está dividida a conciencia entre varios continentes”. Él se ha dado cuenta de que hay una necesidad de jugadores completos en Rusia, de modo que todos los aspectos los lleve a cabo el mismo elemento. Un ejemplo de ello es un proyecto que se está construyendo en Bélgorod en estos momentos. “Incluso el material de plantación es de los Países Bajos. Los proyectos de este tipo son ideales para nosotros, ya que tenemos todo lo necesario”. Durante las últimas semanas se está haciendo más difícil hacer negocios en Rusia debido al boicot. Lagerwerf también advierte de que los planes rusos para 2020 son ambiciosos. “Pero esto es un reto para nosotros y otras compañías rusas”.


Comienzo de la construcción del proyecto en Bélgorod. A la derecha, la firma para un nuevo proyecto en Rusia durante GreenTech, en Ámsterdam.

Gakon
Pieter van Berchum, de Gakon, también trabaja en Rusia. “No directamente, pero sí a través de socios”, explica. Una característica del sector es la gran escala. “Anteriormente, para los tomates, para los pepinos y los pimientos y en parte también para la propagación de las plantas. Los rusos compran productos de vanguardia”, indica Van Berchum, que se ha dado cuenta de que hay muchos planes e iniciativas en el país. “Pero llevar a cabo cualquier cosa requiere mucho tiempo. Lleva años”. Gakon no ha notado mucho las sanciones hasta ahora, pero a la compañía le preocupan. “Esperamos ciertas desventajas en el futuro próximo”.

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