Moes Ozata lleva trabajando en el sector hortofrutícola treinta años, y ha sido desde recogedor de pedidos a gerente de almacén en una gran compañía de almacenamiento y revisión, aunque en los últimos diez años se ha especializado en la calidad. Después de trabajar por cuenta ajena durante años, hace dos años decidió empezar su propio negocio con Moes Quality Control. “Trabajo de forma independiente, pero he reunido un equipo de personas, de modo que podemos ofrecer también un paquete completo para los clientes más grandes”.
“Trabajo sobre todo para compañías en Barendrecht y Westland, pero también viajo a Bélgica y, si el cliente lo necesita, puedo ir al extranjero”, indica Moes. La empresa independiente le encaja bien, pero no cree que el trabajo se haga más sencillo. “Los supermercados tienen mucho poder, los flujos de importación están decayendo y el gasto por parte del cliente está limitándose. Todo esto tiene efecto sobre mi trabajo. Se puede ver que algunas compañías comerciales están optando por su propio controlador de calidad desde un punto de vista del coste, pero en lo que a mí respecta, esa es una visión a corto plazo. Eso significa que ya no son independientes y eso es lo que necesita un vendedor”.
Según Moes, a los clientes les gusta trabajar con una compañía pequeña. “La comunicación va en diferentes direcciones con las compañías más grandes. A mí se me da bien hablar y estar centrado en el cliente. Trabajo con un sistema de calificación en el que toda la información y las fotos se suben a la web. Al final de la inspección se envía un informe inmediatamente. Cuando dejo el edificio, el cliente tiene su informe de inspección en la bandeja de entrada, lo que le da información directa sobre la calidad del producto”.
“Las demandas de calidad no ha disminuido a lo largo de los años. Nosotros medimos una muestra representativa de la partida basándonos en varios parámetros, como la maduración, el color, el Brix, los daños sobre la piel, etc. Les damos puntuación de calidad y damos una indicación de la vida útil, a lo que añadimos un comentario general basado en nuestra experiencia”, explica Moes, que trata de pensar comercialmente durante los controles de calidad. “Por supuesto, lo bueno es bueno y lo malo, malo, pero un productor trata de proporcionar un producto lo más bueno posible y no todos los productos que no consiguen un 100% tienen que tirarse a la basura”.
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