Cuando se estableció el Comité de Cítricos de Frutas de Chile en 2010, las exportaciones nacionales de esta categoría llegaban a las 139.000 toneladas. Trece años más tarde, en 2023, los envíos totales fueron de 400.420 toneladas. Un esperanzador 49% más que la temporada anterior, cuando la industria exportó 268.100 toneladas. Este auge se atribuye en gran medida a la apertura del mercado japonés para el limón chileno en 1996, un hito que multiplicó por 40 las cifras de exportación.
El presidente del comité, Juan Enrique Ortúzar, señala que, aunque la industria ha experimentado un crecimiento acelerado, ahora se enfrenta a un punto de maduración que limitará su expansión futura. La estabilización de las tendencias de plantación y los retos como la sequía han llevado a replantear las estrategias de crecimiento. La mayoría de las exportaciones citrícolas chilenas se dirigen a EE. UU., lo que subraya la importancia de comprender las dinámicas de oferta y demanda en este mercado.
El Comité de Cítricos ha enfocado esfuerzos en abrir nuevos mercados, como China, Brasil y México, y recientemente ha logrado la certificación de limones chilenos bajo el Systems Approach para EE. UU., ofreciendo una alternativa de exportación que evita la fumigación con bromuro de metilo y promete frutas de mayor calidad y vida poscosecha. Ortúzar enfatiza la importancia de mantener la presencia en los mercados mediante la consistencia en calidad y envíos.
La industria citrícola chilena se ha centrado en solucionar problemas comunes y mejorar la productividad y competitividad. La adopción de nuevas tecnologías y prácticas de manejo en toda la cadena productiva y exportadora es crucial para aumentar los rendimientos y reducir los costos. El comité ha promovido proyectos de investigación innovadores para mejorar las condiciones de ingreso a los mercados y optimizar el manejo de huertos.
Los desafíos a corto y mediano plazo incluyen la adaptación a las exigencias de calibres en mandarinas tardías, la gestión de la escasez de agua y la selección de nuevas variedades de cítricos sin semillas. La sostenibilidad y el uso de soluciones más ecológicas para el control de plagas y enfermedades son temas prioritarios, reflejando la creciente demanda del mercado por prácticas agrícolas sostenibles.
En resumen, la industria citrícola chilena se encuentra en un punto de inflexión, donde el mantenimiento de la calidad, la innovación y la sostenibilidad serán claves para asegurar su futuro en un mercado global cada vez más competitivo.
Fuente: redagricola.com