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La campaña frutícola de Aragón se prevé "bastante aceptable"

Los campos aragoneses se visten de blanco y rosa, preludio de una campaña de fruta de hueso que se anticipa con buenas expectativas. Después de enfrentar desafíos climáticos en las últimas temporadas, desde heladas y granizo hasta una sequía extrema que afectó el calibre de melocotones y nectarinas, los agricultores miran hacia adelante con esperanza. Este año, una floración exitosa ha llevado a prever una cosecha "bastante aceptable", estimada en unas 600.000 toneladas de fruta de hueso, sumando a esto 250.000 toneladas de fruta de pepita, a pesar de las dificultades en la floración de la pera Conferencia atribuidas al cambio climático.

Óscar Moret, secretario provincial de UAGA en Huesca, destaca la importancia de las horas de frío recibidas por los árboles durante un invierno que, aunque no muy gélido, ha sido suficiente gracias a las nieblas que mantienen las bajas temperaturas y la humedad. Aunque algunas variedades, como la pera Conferencia, han sufrido en su floración, la situación general es positiva, especialmente con las recientes lluvias que han mejorado las reservas de los embalses, ofreciendo un respiro a los cultivos de secano.

Con la recolección a la vuelta de la esquina, la preocupación se centra ahora en las condiciones meteorológicas venideras, ya que cualquier descenso brusco en las temperaturas podría comprometer las buenas previsiones. Además, el sector se enfrenta al desafío de encontrar suficiente mano de obra para una campaña que podría requerir hasta 15.000 trabajadores en su pico más alto. La creciente dificultad para disponer de personal que desee trabajar en el campo lleva a muchos productores a depender de empresas de trabajo temporal, a pesar de los elevados costes.

La situación se complica aún más con la dificultad de disponer de alojamientos para todos los trabajadores, un factor crucial para atraer la mano de obra necesaria. Aunque se ha avanzado en la mejora de las condiciones habitacionales, aún queda camino por recorrer para asegurar un alojamiento adecuado para todos los temporeros.

Por otro lado, la cobertura de seguro para los cultivos presenta nuevos desafíos. Cambios en las políticas de Agroseguro han llevado a que muchas hectáreas queden sin asegurar adecuadamente, limitando la capacidad de los productores para proteger el 100% de su producción real. Esto, sumado a restricciones específicas como la exclusión del módulo de helada para productores en ciertas áreas, pone en riesgo la rentabilidad de las explotaciones ante eventos climáticos adversos.

Ante estos retos, el sector agrícola aragonés busca soluciones y mejoras que aseguren una campaña fructífera y sostenible, manteniendo la esperanza en las buenas perspectivas de este año.

Fuente: heraldo.es

Fecha de publicación: