España, reconocido como el sexto productor y líder exportador mundial de cítricos frescos, enfrenta retos considerables en su sector citrícola, particularmente con sus productos estrella: los limones y las naranjas. Según el Informe Interactivo de Comercio Exterior del Ministerio de Agricultura, en 2023 España exportó limones y naranjas por un valor de 798,86 millones de euros y 1.203,32 millones de euros respectivamente, a pesar de las importaciones relativamente bajas. Sin embargo, el sector se ve afectado por una sobreoferta de limones y una caída de los precios de las naranjas en origen, agravada por la competencia de países como Egipto, Sudáfrica y Turquía.
Organizaciones agrarias como Asaja y UPA han señalado que la sobreproducción de limones ha provocado precios bajos en origen y que muchos citricultores dejen sin cosechar hasta 400 millones de kilos de esta fruta. Antonio Moreno, de UPA, apunta que la producción de limón este año podría alcanzar 1,45 millones de toneladas, un incremento significativo respecto a los 1,1 o 1,2 millones de toneladas habituales. Este aumento de producción, sumado a una disminución en el consumo debido a la inflación, ha complicado la gestión de las exportaciones, que solo han visto incrementos marginales a pesar de las campañas de promoción.
En cuanto a las naranjas, la situación es similar, con una merma de producción debido a altas temperaturas y una caída de su valor en origen. Esto ha llevado a los productores a enfrentar dificultades para competir en el mercado internacional, especialmente contra los principales países productores de limón, como son Sudáfrica y Argentina, cuyas temporadas de producción no coinciden con la española.
Moreno también critica la falta de regulaciones efectivas que permitan reflejar los costes de producción en los precios de venta, lo que deriva en que muchos productores opten por no cosechar. Frente a esta situación, desde UPA se propone al Ministerio de Agricultura la implantación de una extensión de la norma que obligue a todos los productores a dejar de comercializar un porcentaje de su producción, con el objetivo de proteger a las pequeñas explotaciones y estabilizar el mercado.
Este panorama refleja los desafíos que enfrenta el sector citrícola español, marcado por la sobreoferta y la intensa competencia internacional, que requieren de estrategias coordinadas y efectivas para asegurar la sostenibilidad y rentabilidad de los productores locales.
Fuente: lainformacion.com