Los Estados Unidos y la UE impusieron sanciones a Rusia después de que el país anexionara Crimea en el verano de 2014. Entre aquellas sanciones figuraba la congelación de cuentas bancarias, la prohibición de viajar a ciertas empresas y personas, y limitaciones en el comercio con Rusia. "Las sanciones apenas han tenido ningún efecto en la economía rusa", aseguran los investigadores. El deterioro de la economía rusa es consecuencia principalmente de la bajada del precio del petróleo, y no de las sanciones.
Como respuesta a las sanciones, Rusia impuso un veto a las frutas y hortalizas de Europa, entre otros productos. El comercio se redujo, pero, en general, los efectos fueron limitados. Las exportaciones holandesas mermaron un 50% entre 2014 y 2015. Los daños se dejaron sentir sobre todo en el sector hortofrutícola, cárnico, lácteo y floral.
En el largo plazo será cuando las sanciones tengan efecto. Rusia no puede importar nuevas técnicas para la obtención de petróleo y gas, y la colaboración con las empresas de Occidente se ha detenido. Así, pues, la modernización del sector sufrirá un retraso.