Las bajas temperaturas acompañadas de fuertes vientos no solamente han dañado las hojas de las lechugas y otros productos hortícolas, sino que han paralizado la producción de la planta, por lo que han mermado en alrededor de un 30% y de forma inmediata los volúmenes disponibles y han reducido los calibres del producto. Por otra parte, los fuertes vientos han causado daños importantes en infraestructuras de invernadero, algo que repercute en un retraso de las confecciones de producto con salida al mercado.
“Esto lleva a que haya bastante nerviosismo entre las cadenas de distribución”, comentó a FreshPlaza Antonio Muñoz, director comercial de Agrasa, en la feria Fruit Logistica de Berlín. “Estamos negociando con la gran distribución acerca de una modificación por fuerza mayor de las especificaciones de calidad en cuanto a peso y calibre para poder introducir el producto en los mercados y evitar rechazos y reclamaciones en destino”, continúa.
Con esta importante falta de volumen, Fernando P. Gómez Molina, director general de Proexport, prevé que haya un lógico repunte en los precios en origen, dado que no hay ningún otro país europeo que pueda suministrar lechuga en estos momentos, “aunque no podemos asegurarlo al cien por cien. Hay que tener en cuenta también la alta presión que ha estado ejerciendo hasta ahora la distribución sobre los productores en cuanto a los precios, que no se han correspondido con la oferta disponible en el mercado. Y añade que “con esta situación no hay lugar alguno para la especulación”.
De momento la demanda de lechuga se mantiene alta, ya que se trata de un producto básico en la cesta de la compra de la mayoría de ciudadanos europeos.
Se prevé que este hueco importante de producción se mantenga al menos diez días. “Habrá que esperar y ver cómo evolucionan las plantaciones afectadas y paralizadas por el frío”, comenta Miguel Sanmartín, del departamento comercial de Murciana de Vegetales.
No obstante, y a pesar de estas circunstancias incontrolables, el sector mantiene un gran esfuerzo para no interrumpir los programas con los supermercados. “Para eso nos vemos obligados a ajustar los pedidos al máximo con todas las cadenas”, indica Miguel Sanmartín.