Las ventas de zanahorias funcionan en estos momentos a todo gas en los Países Bajos. “Los precios son altísimos. En los Pólders estamos a 40 céntimos por zanahoria lavada, pero la semana que viene veremos los 45 céntimos y creo que los precios subirán más después”, aseguraba la semana pasada el comerciante de zanahorias Paul van der Linde, en Emmeloord, en los Países Bajos. “Ahora mismo la demanda viene de todas partes. Las zanahorias están yendo a África y también tenemos demanda de países europeos como Alemania, Austria, España e Italia”.
“A principios de temporada había algunas dudas sobre la marcha de la esta debido al boicot ruso, pero la verdad es que hemos tenido un año buenísimo. En diciembre ya sabíamos que la temporada no podía ir mal, pero nunca nos habríamos imaginado que resultaría así de bien”, continúa Paul. “El año pasado acabamos con las zanahorias viejas a mediados de julio y ahora lo haremos a mediados de mayo. Y esto no es necesariamente algo malo, porque la calidad empieza a decaer y entonces hay que esforzarse mucho en encontrar buena calidad”.
“De alguna manera hay un hueco en la nueva cosecha. Dentro de una o dos semanas España pondrá sus primeras zanahorias en el mercado, pero el suministro no será tan grande como para cubrir toda la demanda. Tras el desastroso año pasado, cuando los españoles y los franceses no pudieron vender todas sus zanahorias, la superficie de cultivo ha descendido drásticamente”, explica Paul, a quien no le asusta la expansión que pueda ocurrir el año que viene tras los excelentes resultados de esta temporada. “Seguro que hay algo de crecimiento, pero las posibilidades de expansión en los Países Bajos son limitadas. No todos los terrenos son adecuados para las zanahorias”.
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