Las últimas dos semanas han sido difíciles para el sector español de frutas y hortalizas como consecuencia de los bloqueos de carreteras en la frontera con Francia, que han afectado a camiones cargados de productos con destino principalmente a distribuidores en Alemania y el Reino Unido –hay que recordar que solo el 20% de estos envíos, alrededor de 194.000 toneladas, estaban destinados al mercado francés–. Las pérdidas estimadas para productores y exportadores ascienden a unos 100 millones de euros, abarcando desde la recolección hasta los mercados, además del valor de los productos destruidos en las carreteras.
En enero de 2023, España exportó 1,2 millones de toneladas de frutas y hortalizas, con un valor de aproximadamente 1.600 millones de euros. Las naranjas (202.000 toneladas) y las mandarinas (186.000 toneladas) lideraron las ventas, seguidas de los frutos rojos, especialmente las fresas con 14.000 toneladas al inicio de la temporada. Las exportaciones también incluyeron 6.500 toneladas de frambuesas, una tendencia al alza. En hortalizas, los pimientos (104.000 toneladas), pepinos (100.000 toneladas), lechugas (91.000 toneladas), tomates (81.000 toneladas) y coles (65.000 toneladas) fueron las principales.
Desde la patronal Federación de Productores y Exportadores de Frutas y Hortalizas, no se entiende que los agricultores franceses acusen a España de perjudicar sus intereses, mientras, sobre unas importaciones comunitarias en 2022 de 1,5 millones de toneladas procedentes de Marruecos, el 50% tuvieron como destino el territorio francés.
Las provincias más afectadas incluyen Almería, Valencia, Murcia, Castellón, Alicante y Huelva, con pérdidas significativas en tonelaje y valor. Los bloqueos han tenido un impacto variable, estimándose una reducción promedio del 20% en los tiempos normales. Dado que el 90% de las exportaciones se dirige a Europa y el 94% se realiza por carretera, los bloqueos han tenido efectos negativos tanto en las explotaciones como en la relación con la distribución.
El bloqueo en las ventas ha llevado a importantes perturbaciones en la recolección y pérdidas, obligando a ralentizar o parar la recogida debido a la incertidumbre sobre el transporte de los productos, recordemos, perecederos. A esa situación se suma la necesidad de proceder a los almacenamientos de la producción por falta de salidas con incrementos de costes de mantenimiento y pérdidas añadidas por deterioro de los productos. Finamente, consecuencia de los bloqueos en las carreteras muchos envíos no han llegado a sus puntos de destino en las fechas y en las condiciones contratadas, lo que supone el pago de penalizaciones.
A pesar de ser situaciones excepcionales, la falta de productos acordados abrió la puerta a proveedores de otros países y a cotizaciones a la baja o repeticiones en las principales zonas de producción con destino a la exportación.
Fuente: elpais.com