El proyecto de ley se refiere a las frutas y las hortalizas consideradas esenciales en todos los hogares, como los tomates, los pepinos, los pimientos, las cebollas, la col, las berenjenas, los melones, las sandías, los calabacines, las patatas, los melocotones, las nectarinas, las bananas, las manzanas, las peras, los aguacates y las uvas. La propuesta indica que las verdulerías tendrán que poner bien a la vista el precio al que los productores hayan vendido su producto, así como el beneficio y el coste total de la producción. Ahora, el proyecto de ley será trasladado a la Comisión de Economía para una primera lectura.
El reglamento proporciona una solución para los productores que afirman que las cadenas minoristas están comprando el producto a precios muy por debajo del coste a los consumidores. El Parlamento asegura que en los últimos seis años, los precios de las hortalizas en Israel se han incrementado un 30% en comparación con un incremento de solo el 12% en la eurozona. "Los consumidores se ven obligados a pagar precios inflados, lo que afecta al volumen de compras", indica Ehud Peleg, director general del Consejo de Consumidores.
El control de la rentabilidad de los minoristas en la venta de frutas y hortalizas está previsto que permita ahorros mensuales de entre 300 y 600 nuevos shéqueles por familia (de 62,49 a 124,98 euros).