"La instalación de mallas contra el viento y las heladas también permite la reducción de la luz directa en las plantas o, si son transparentes, mejoran la iluminación, especialmente en primavera, cuando es más probable que se produzcan fenómenos meteorológicos anormales", explica Francesco Ruggia, director general de Retilplast, una empresa especializada en producción, transformación y comercialización de mallas y películas para mejorar los volúmenes y la calidad de los cultivos.
"Con una sola inversión, podemos proteger nuestros cultivos contra el viento, las temperaturas frías y la luz excesiva en verano, adelantando la cosecha entre 10 y 15 días. Además, podemos obtener un microclima más favorable durante todo el ciclo vegetativo, con mallas monofilamento de polietileno de alta densidad (HDPE) que pesan 80 g/mg, con un efecto de sombra de hasta un 20%, una capacidad de protección contra el viento del 20% y un 71% de porosidad. Las secciones laterales y centrales están reforzadas para permitir una fijación más segura".
"Las mallas multiusos son ideales para limoneros o fincas de clementina temprana, y duran 12 años. Pueden proteger las plantas de las bajas temperaturas en invierno al retener el aire caliente y, durante el verano, el suelo y el polvo que se adhieren electrostáticamente a las mallas reducen la intensidad de la luz aproximadamente 30.000 lux".
"El sistema se completa con mallas, tirantes, postes (cemento, hierro o madera), cuerdas de acero y placas de unión, y cuesta entre 15.000 y 20.000 euros. Además de proteger los cultivos, esta solución también permite aprovechar una buena ventana comercial gracias a una producción temprana".
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