La campaña de la cereza de Apulia ya ha terminado, pero el enfado de los productores tras un año caracterizado por los bajos precios y las protestas no parece haberse calmado todavía, sobre todo tras la elaboración de los primeros balances de la temporada 2021. Leonardo De Leo, agricultor de Sammichele di Bari, con 10 hectáreas de cerezos, explica: "Según los cálculos que hemos hecho, el beneficio de este año, tras descontar los costes de mano de obra y gestión, es casi nulo. Por eso he decidido ya arrancar dos hectáreas de cerezos de variedades tempranas y tardías (Ferrovia, Giorgia, Bigarreau y Grey Star) esta semana".
Talado y arrancado de cerezos. Sammichele di Bari - 15 de julio de 2021.
"Cuando te das cuenta de que el rendimiento es mínimo, quedas cada vez más convencido de que lo mejor es limitar el esfuerzo y el sufrimiento. Prefieres vivir más tranquilo, con tan solo unas pocas hectáreas gestionadas en familia, sin tener que buscar mano de obra ni endeudarte por los diversos gastos que hay que afrontar antes de cosechar una sola cereza. Arrancar los árboles es la última opción para un agricultor, pero el rendimiento comercial de esta campaña de la cereza ha llevado a muchos a llevar a cabo algo que nunca habrían considerado hacer antes. Hasta los últimos días, hemos estado cosechando y entregando muchas toneladas de producto, solo para recibir migajas a cambio".
"El 90% de los árboles arrancados estaban en su séptimo año tras el trasplante, por lo que estaban en plena producción. Las zonas arrancadas quedarán sin cultivar o, como mucho, se destinarán al cultivo de cereales, para poder aprovechar las ayudas de la PAC. Esta es una opción que te limita y no te permite crecer como empresario, y también soy consciente de que de esta manera corres el riesgo de no dejar de ser nunca pequeño, pero que nadie venga a decirnos cómo hacer nuestro trabajo como agricultores. Que cada uno se dedique a lo suyo".
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