El cultivo europeo de champiñones y setas es un sector agrícola estratégico que combina tradición e innovación. Con cerca de un millón de toneladas de producción anual, este sector supone una importante fuente de ingresos para miles de agricultores y proporciona un alimento sano y sostenible.
Una instantánea de la reunión en Bruselas.
La agricultura europea, que se reunió con la DG Agri el 9 de enero en Bruselas, se muestra estable, con una producción prevista de 1.040.200 toneladas para 2025. Polonia y los Países Bajos son los principales productores, con más del 70% del total, e Italia se mantiene en el sexto puesto del ranking. El sector se centra principalmente en la variedad Agaricus, cultivada en entornos controlados que garantizan altos estándares de calidad, aunque la producción de Pleurotus está aumentando. En Italia existen producciones de seta de cardo, seta de chopo y shiitake que ya tienen presencia constante en los mercados y en la gran distribución. Aproximadamente dos tercios de la producción se destinan al mercado fresco, mientras que el resto se transforma.
"En la actualidad, el sector se enfrenta a importantes retos, que van desde la evolución del mercado y los costes de producción hasta las presiones normativas sobre el envasado y el uso de turba", apunta Andrea Prando, presidente de la Asociación Italiana de Fungicultores. "Económicamente hablando, el sector emplea a más de 40.000 trabajadores directos en Europa y se beneficia de un sistema de promoción integrado (europeanmushroom.eu), que en 2024 alcanzó más de 86 millones de impresiones y superó los objetivos de engagement. Sin embargo, el sector expresa algunas preocupaciones, como la de los costes de producción. El aumento de los salarios mínimos y los costes energéticos afectan significativamente a los márgenes operativos".
Una segunda cuestión se refiere a la sostenibilidad. La búsqueda de alternativas a la turba, utilizada como suplemento del medio de cultivo, es una prioridad. El proyecto Bioschamp, así como muchas asociaciones y empresas, están probando materiales alternativos, con resultados alentadores, pero no suficientes para garantizar la sustitución de la turba. Las cuestiones técnicas y normativas siguen abiertas, así como el rendimiento real de los suelos de cultivo.
"Pero quizá la más temida y discutida en estos momentos sea la cuestión de los envases. Un tema central para el sector es el nuevo reglamento de la UE, que a partir de 2030 prohibirá el uso de plástico en frutas y hortalizas frescas, salvo excepciones concretas. Las setas, al ser sensibles a la pérdida de agua y a los impactos físicos, podrían requerir soluciones de envasado innovadoras muy costosas o su inclusión entre las exenciones. En este sentido, el grupo de productores de champiñones y setas europeos ya está en conversaciones con la Unión Europea porque el carácter perecedero del producto es elevado y la necesidad de dar certidumbre al sector es importante", añade Prando.
"La fungicultura ve con optimismo las oportunidades de innovación y desarrollo, aunque se encuentre en una fase de transición, en la que los diversos intentos de automatización de la recolección para productos frescos son, de momento, solo pruebas que aún no han alcanzado la rentabilidad de la inversión. Con el apoyo de políticas específicas y la inversión en innovación, el sector puede seguir creciendo y reforzando su papel estratégico en la agricultura europea y nacional, pero es esencial crear una cultura general de técnicas de cultivo modernas. El compromiso con la sostenibilidad y la eficiencia son la clave para afrontar los retos y aprovechar las oportunidades futuras, pero deben combinarse perfectamente con la sostenibilidad económica", concluye.
Para más informaciónAIF
Via Torricelli, 71/A
37100 Verona - Italia
+39 045 952058
[email protected]
www.fun.go.it