Brasil sigue exportando limas, con envíos constantes a mercados en Europa, como Países Bajos, España, Italia, Francia, entre otros. La expansión de la industria también ha alcanzado América del Sur, con exportaciones a Chile, Argentina, Uruguay y, ocasionalmente, incluso Perú.

"Durante la temporada alta, despachamos aproximadamente diez contenedores por semana. Este período de cosecha alta va desde diciembre hasta mayo o junio, dependiendo, por supuesto, de las condiciones meteorológicas y la demanda del mercado", afirma Gabriel Dubois, representante de Be Fruit.
El mercado de las limas siempre ha sido muy volátil, aún más en estos últimos meses. "En 2024, la demanda fue alta debido a eventos internacionales como la Eurocopa y los Juegos Olímpicos, lo que nos permitió vender cada caja de 4,5 kg por hasta 12 euros o más. El verano es la mejor época para la comercialización debido a su gran uso en cócteles como mojitos y caipiriñas. Sin embargo, este año el panorama ya ha cambiado drásticamente. Actualmente, enfrentamos dificultades para vender limas de cualquier tamaño o color", explica Dubois. La demanda cae especialmente en invierno, ya que el consumo de limas disminuye con el frío en Europa.

"Uno de los grandes problemas es la logística. Hay retrasos en los barcos y congestión portuaria, especialmente en Brasil, lo que complica las operaciones. Además de los problemas meteorológicos, como el año pasado, cuando tuvimos la peor sequía en 40 años, ahora enfrentamos un período de lluvias intensas, lo que afecta la cosecha y, en consecuencia, la exportación. Además, en 2024 tuvimos la gran inundación en Rio Grande do Sul, que además de ser una tragedia, agravó la situación de varios puertos en Brasil, desde Navegantes, Itajaí, Itapoá y Paranaguá hasta, por consecuencia, el de Santos. Esto ha causado largas esperas en los embarques, con barcos que muchas veces omiten escalas en puertos congestionados, dejando los contenedores esperando una o dos semanas para embarcar", expone Dubois.

"Contamos con cinco certificaciones que garantizan la seguridad y calidad de nuestros productos. Prestamos especial atención a la trazabilidad, coloración, grosor de la cáscara y ventanas de embarque para evitar problemas en la cadena de suministro", comenta.
"La economía de los principales países productores, como Brasil, depende de estas exportaciones, lo que resalta la necesidad de mejorar la infraestructura portuaria y la capacidad de respuesta a fenómenos meteorológicos extremos. La tendencia hacia una producción más sostenible también cobra relevancia, impulsada por la demanda de mercados internacionales que buscan minimizar el impacto ambiental en la cadena de suministro", concluye Dubois.
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Gabriel Dubois
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