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El sector frutícola moldavo resiste tras el fin del programa de USAID

Después de que Moldavia, el pequeño país situado entre Ucrania y Rumanía, sufriera una caída de sus exportaciones de frutas y hortalizas al importante mercado ruso tras el estallido de la guerra entre su vecino oriental y Rusia, el país y su sector frutícola han demostrado una buena capacidad de recuperación, reorientando sus flujos de exportación hacia la UE, Oriente Medio y varios países asiáticos.

Los productores de uva, fruta de hueso y de pepita, así como los comerciantes y transformadores, recibieron mucho apoyo durante ese difícil periodo. Antes se habían beneficiado ya de los programas de USAID, la agencia gubernamental estadounidense que apoya proyectos de desarrollo en diversos países del mundo. Sin embargo, este apoyo se interrumpió poco después de la toma de posesión del presidente Trump, lo que supuso un duro golpe para Moldavia y sus sectores económicos, al igual que para muchos otros países.

Muchas innovaciones y nuevas tecnologías originarias de Estados Unidos se implementaron en el sector hortofrutícola de Moldavia con el apoyo de USAID, sobre todo nuevos portainjertos, equipos modernos, agentes de protección de cultivos y productos para prolongar la vida útil y mejorar la capacidad de almacenamiento de la fruta fresca.

No obstante, Iurie Fala, director general de la organización del sector Moldova Fruct, insiste en expresar su gratitud por los muchos años de apoyo. "USAID ha contribuido enormemente al desarrollo y la modernización del sector frutícola moldavo. Nuestros fruticultores han expresado su gratitud al pueblo estadounidense, que en tiempos difíciles proporcionó no solo apoyo económico, sino también conocimientos y experiencia. La ayuda de USAID fue crucial sobre todo para superar los impactos de las múltiples crisis causadas por los embargos rusos de 2014 y 2022, la COVID y la invasión rusa de Ucrania. La agencia hizo una contribución esencial para facilitar el desarrollo de un sector frutícola moderno en Moldavia, que ahora es más fuerte y cuenta con mercados diversificados y estables".

Aunque el apoyo de USAID ha sido muy importante para Moldavia, este país pequeño y, según los criterios europeos, pobre (con un PIB medio per cápita equivalente a la décima parte del de los Países Bajos), puede seguir contando —y cada vez más— con los programas de la UE y las organizaciones intergubernamentales con el fin de desarrollar su potencial económico.

Algunos ejemplos de ello son el Fondo de Solidaridad PL (respaldado por la UE) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA, organización de la ONU), que conceden subvenciones a empresas que invierten en infraestructura para el procesado de fruta. El objetivo es no solo cultivar y exportar fruta fresca, sino también llevar a cabo su transformación dentro del país, ya que este tipo de productos con valor añadido suelen ser más rentables.

Otros ejemplos concretos son la instalación de equipos de protección contra heladas para varios productores, para lo cual Moldova Fruct consiguió subvenciones gubernamentales a través del proyecto Moldova's Orchard, financiado por la UE, o la apertura prevista de una nueva planta de envasado en Causeni en junio de 2025, financiada por la UE.

Por otro lado, en los últimos años, el país ha invertido en aumentar su independencia energética, un esfuerzo que se ha hecho aún más necesario desde principios de este año, cuando se cortó el suministro de gas de Rusia. Los fruticultores también necesitan seguridad energética para evitar problemas con el almacenamiento frigorífico de sus frutas de hueso, frutas de pepita y uvas. Gracias a la ayuda de la UE, el suministro está garantizado, pero ello no ha impedido que se aceleren las inversiones en fuentes de energía renovables en territorio moldavo. Si hace cinco años solo el 3% de la energía procedía de fuentes limpias, esa cifra alcanza ahora el 30% en condiciones meteorológicas favorables.

El país se enfrenta a numerosos retos, y recientemente se han añadido a la lista los aranceles estadounidenses a la importación. Aunque las exportaciones de fruta fresca moldava a Estados Unidos son ínfimas, el mercado estadounidense es importante para los productores de zumo de manzana. En un contexto en el que el país vio cómo su mayor mercado, Rusia, cerraba sus puertas, y ahora también se enfrenta a cambios en los flujos comerciales mundiales debido a la política estadounidense, Moldavia no se ha quedado quieta y busca nuevas oportunidades en otros lugares. Desde este año, Nepal se ha convertido en un nuevo mercado de exportación, al igual que India para las manzanas. Y desde el 1 de abril, la fruta moldava puede ingresar sin aranceles en los países de la AELC: Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein.

"Para los exportadores moldavos de fruta, el acuerdo comercial con la AELC es una gran noticia, pues crea nuevas oportunidades. Esperamos que los exportadores de fruta de hueso y manzanas aprovechen este nuevo mercado. Sin embargo, llevará algún tiempo establecer relaciones comerciales y conocer bien las preferencias de los consumidores. Habrá que ir paso a paso, pero la puerta está abierta y eso es una excelente noticia", afirma Iurie Fala.