El banano orgánico ecuatoriano empieza a abrirse camino en el mercado asiático, impulsado por los recientes tratados de libre comercio que permiten competir en condiciones más favorables frente a otros países exportadores. Aunque Europa y Norteamérica concentran actualmente el 100% de las exportaciones, se proyecta que Asia tomará un papel protagónico en el corto y mediano plazo. La transición no está exenta de retos logísticos, pero el potencial de crecimiento es claro en un mercado donde los consumidores valoran cada vez más los productos saludables, naturales y sostenibles.
Según Galo Molina, director de negocios de Marplantis, este es un año decisivo: "Estamos recién en nuestro primer año de exportaciones hacia China, pero vemos muchísimo potencial". La apertura de Asia responde al cierre de acuerdos comerciales con China y Corea del Sur, lo que permitirá reducir los altos aranceles que antes limitaban la competitividad del banano orgánico ecuatoriano. "Ahora vamos a competir de igual a igual y eso va a abrir muchas puertas para nosotros", subraya.
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Hasta ahora, México y Perú han sido los países latinoamericanos más adelantados en el acceso a mercados como Japón y Corea, debido a que gozaban de preferencias arancelarias. Esto les permitió consolidar relaciones comerciales con compradores asiáticos mientras Ecuador enfrentaba costos más altos. "Ellos están un poco más avanzados porque ya tenían ventajas en esos destinos, pero con los nuevos tratados Ecuador podrá posicionarse también", señala Molina.
Actualmente, la compañía reparte su producción en partes iguales: 50% hacia Europa y 50% hacia Norteamérica. Sin embargo, la expectativa es clara: "Asia estoy seguro que en poco tiempo se va a llevar un buen porcentaje de ese mercado", asegura Molina, convencido de que la diversificación geográfica será fundamental para enfrentar los vaivenes de la demanda internacional.
Uno de los principales obstáculos identificados por la empresa es el tiempo de traslado hacia los destinos asiáticos. A diferencia del banano convencional, la fruta orgánica no utiliza químicos en su tratamiento poscosecha, lo que acorta su vida útil y aumenta el riesgo de deterioro durante trayectos largos. "La fruta orgánica y la fruta convencional son cosas totalmente diferentes", explica Molina. No obstante, los avances recientes en logística y la disponibilidad de servicios más ágiles permiten enviar el producto con mayor seguridad.
El interés creciente por alimentos saludables impulsa estas proyecciones. Si bien Europa y Estados Unidos siguen liderando el consumo de productos orgánicos, China y otros mercados asiáticos muestran un apetito cada vez mayor por frutas libres de pesticidas. Este cambio de hábitos, especialmente entre las nuevas generaciones, representa una oportunidad significativa para los exportadores ecuatorianos.
En su tercera participación en Asia Fruit Logistica, la empresa destaca la importancia de los encuentros comerciales para establecer relaciones con nuevos compradores y adaptarse a las preferencias del consumidor asiático. "A los chinos les importa mucho el sabor y la presentación", comenta Molina, aludiendo a la relevancia de la dulzura y la estética en la selección de frutas.
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