El banano ecuatoriano enfrenta un dilema estructural, a pesar de ser uno de los productos agrícolas más regulados y certificados en términos de sostenibilidad, los esfuerzos realizados en el campo no se ven reflejados en el precio que reciben productores y exportadores.
© AEBE José Antonio Hidalgo, director ejecutivo de la Asociación de Exportadores de Banano de Ecuador (AEBE), explicó que entre julio de 2024 y julio de 2025 las exportaciones crecieron un 4,95%, alcanzando 229,8 millones de cajas. Los principales destinos fueron la Unión Europea (30,79%), Rusia (19,21%) y Medio Oriente (14,31%). Sin embargo, este crecimiento ocurre en un contexto de mayores exigencias y costos, tanto en sostenibilidad como en seguridad.
"Las fincas bananeras cumplen con todas las certificaciones internacionales y, además, hemos tenido que asumir fuertes inversiones en seguridad. Solo en este rubro el sector destina más de 100 millones de dólares al año. Todo esto tiene un costo que hoy no está siendo reconocido en el precio final", subrayó Hidalgo.
Uno de los principales cuestionamientos de AEBE es que los programas financiados por supermercados y agencias internacionales no siempre llegan al campo. "Estos recursos deberían destinarse a fundaciones y programas que ya trabajan directamente en educación, salud y desarrollo rural en las zonas productoras. Eso es lo que realmente genera impacto", recalcó.
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La seguridad es otro de los factores que presionan a la industria. El incremento del tráfico ilícito de sustancias en la región obliga a reforzar la custodia de la fruta desde la finca hasta el puerto. "Los costos no solo son ambientales y sociales, también son de seguridad. Pero esa corresponsabilidad debe ser compartida por los minoristas y comunicada a los consumidores", explicó el director ejecutivo de AEBE.
"El llamado del sector es claro, los supermercados, que tienen el contacto directo con el consumidor, deben transmitir el valor real del banano. No se trata únicamente de exhibirlo como un producto barato de atracción en las perchas, sino de contar la historia detrás de cada caja, la certificación, las inversiones en seguridad y los programas sociales que sostienen a miles de familias productoras", enfatizó.
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"El banano ha sido usado durante años como producto ancla para competir en precios, pero eso ha puesto en riesgo la sostenibilidad económica de la cadena. Hoy pedimos que se reconozca el comercio justo y que el precio refleje coherentemente el esfuerzo social, ambiental y de seguridad que implica producir y exportar nuestra fruta. En definitiva, el banano no puede seguir siendo sostenible solo en discurso, también debe serlo en el precio", concluyó Hidalgo.
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José Antonio Hidalgo
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