El banano continúa siendo una de las frutas más baratas del mercado internacional, pese al aumento constante de los costos de producción. Así lo afirmó Marike de Peña, en representación de la Coordinadora Latino Americana y del Caribe de Pequeños Productores y Trabajadores del Comercio Justo (CLAC), quien advierte que, aunque el precio ha subido ligeramente en los últimos años, "no lo ha hecho al mismo ritmo que otras frutas, incluso las producidas en Europa".
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"El banano sigue siendo barato, pero producirlo cuesta cada vez más", señaló De Peña. "Si el precio que recibe el productor no cubre el costo de cumplimiento ni el de las certificaciones, se vuelve insostenible". Según explicó, el cambio climático ha reducido la productividad en varios países de América Latina y el Caribe, mientras que los gastos laborales, logísticos y de certificación han crecido.
Fairtrade trabaja en la publicación de precios mínimos para productores y comercializadores que producen y comercializan productos Fairtrade. En banano, estos precios sirven de guía y referencia para toda la industria. "Queremos que el productor tenga cubierto su costo de producción y que el mercado entienda que la sostenibilidad real empieza por un precio justo", indicó. Sin embargo, advirtió que muchos productores —en especial los pequeños— "ya no logran vender su fruta a un precio sostenible por inestabilidad en la demanda y la difícil recuperación de eventos climatológicos, cada vez más pequeños productores terminan siendo expulsados del sistema productivo".
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Uno de los temas centrales del debate es el del salario digno, impulsado por varios supermercados europeos. "Hay avances, se han generado datos, cálculos de brechas y herramientas para medir el ingreso real de los trabajadores", explicó. "Pero si los precios no reflejan los costos, ningún salario digno podrá sostenerse en el tiempo".
De Peña también advirtió que las nuevas leyes europeas sobre diligencia debida, sostenibilidad y lucha contra la deforestación han incrementado las exigencias y certificaciones para productores y exportadores. "El problema no es la normativa, sino que el mercado no paga el costo del cumplimiento. Necesitamos más transparencia sobre lo que implica cumplir con estas exigencias y asegurar que todos los estándares estén respaldados por un precio justo", afirmó.
Ante las restricciones legales que impiden hablar de precios directamente entre actores del mercado, la representante de CLAC propone un enfoque más técnico: "Si no podemos hablar de precios, empecemos a hablar de costos. Al final, la suma de los costos debería definir el precio justo".
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Además, señaló que el sector bananero latinoamericano carece a menudo de herramientas financieras y técnicas para aplicar las nuevas normativas. "Nos comprometemos con muchas iniciativas, pero sin apoyo financiero ni capacitación suficiente es difícil cumplir", agregó.
CLAC, como miembro de Fairtrade International también promueve campañas sociales dentro del sector, como "El silencio no protege", lanzada en el Foro Bananero de Santa Marta (Colombia), enfocada en prevenir la violencia de género y el acoso laboral. "Queremos abrir un diálogo constructivo en las fincas y hacer visibles los problemas que antes se callaban", explicó De Peña.
La representante concluyó que el precio Fairtrade no es el más alto, sino el mínimo necesario para cubrir costos reales e iniciar un camino hacia una producción más justa y sostenible, el objetivo es construir una industria donde productores, trabajadores y compradores asuman juntos sus responsabilidades. "Solo con precios que reflejen los costos reales podremos garantizar un futuro sostenible para el banano latinoamericano".
Para más información:
Marike de Peña
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