El mercado mundial del jengibre, aunque limitado por la autosuficiencia de muchos países a través de producciones locales, registra exportaciones anuales cercanas a 1.314 millones de dólares, según estimaciones del sector. El comercio global está dominado por China, que concentra el 52% de las exportaciones, seguida por Perú con el 11%, posicionado como segundo exportador mundial de jengibre orgánico y tercero en valor total en 2024. Tailandia completa el podio con un 7% de participación.
El modelo exportador peruano está altamente concentrado en Junín, región que representó el 86% de las exportaciones en 2024, con Satipo como principal eje productivo. El jengibre peruano, reconocido por su intensidad aromática y frescura, lidera el segmento orgánico global, aunque enfrenta problemas de informalidad que afectan su trazabilidad y cumplimiento de normas de inocuidad.
La falta de control sanitario en plantas de procesamiento y la subdeclaración laboral generan vulnerabilidades que comprometen la sostenibilidad del sector. Además, la dependencia de productores externos por parte de empresas sin campos propios provoca competencia por la materia prima y encarecimiento de los precios en origen.
La campaña 2024 finalizó antes de lo previsto por una menor siembra y presencia de enfermedades, y se anticipaba una limitada oferta sudamericana hasta la nueva cosecha de julio de 2025.
Durante los primeros ocho meses de 2025, Perú exportó 38.928 toneladas por un valor de 75 millones de dólares, lo que representa un crecimiento del 9% en volumen, pero una caída del 7% en valor debido a la reducción del precio promedio a 1,92 dólares por kilogramo, un 14% menos que en 2024.
El jengibre peruano enfrenta riesgos fitosanitarios, como la presencia de las bacterias Ralstonia y Erwinia, que pueden provocar la incineración de contenedores y afectar la calidad del producto. También persiste el riesgo regulatorio ante las exigentes normas europeas, sumado a la competencia brasileña con menores costos y mayor eficiencia.
Sin embargo, las oportunidades son considerables. El cultivo se alinea con la metodología japonesa "Un pueblo, un producto" (OVOP), ya que Satipo genera casi 100 millones de dólares anuales en exportaciones, lo que impulsa el desarrollo local de comunidades tradicionalmente vulnerables.
El avance hacia productos premium, trazables y sostenibles ofrece una ventaja competitiva, especialmente en Estados Unidos, el mercado más dinámico y menos sensible a las variaciones de precio. Asimismo, la diversificación hacia productos derivados, como el jengibre IQF (congelado individualmente) y el jugo de jengibre, junto con la tendencia al consumo de bebidas funcionales, abre nuevas oportunidades.
Las inversiones en prácticas agrícolas regenerativas y en sistemas de trazabilidad fortalecen la sostenibilidad del sector, consolidando al jengibre peruano como un producto con potencial de permanencia y crecimiento en los mercados internacionales.
Fuente: freshfruit.pe
