En una pequeña parcela del Territorio del Norte, hay unas plantas de banana que llevan casi una década creciendo en un suelo infectado por un hongo que normalmente las destruiría. Las plantas, desarrolladas por investigadores de la Universidad Tecnológica de Queensland (QUT), llevan una modificación genética que las protege de la Raza 4 Tropical (R4T), una cepa del mal de Panamá que amenaza la producción mundial de bananas.
La variedad modificada genéticamente, conocida como QCAV-4, es la primera de este tipo aprobada para su cultivo en Australia. El investigador en biotecnología agrícola James Dale, que ayudó a desarrollar la banana, afirma que no existen barreras normativas para su liberación comercial. "Si pudiéramos tenerla en el Territorio del Norte en 2027, sería maravilloso", dice.
La modificación introduce en la variedad Cavendish un gen de resistencia llamado MamRGA2 procedente de una especie de banana silvestre, Musa acuminata ssp. malaccensis. Este gen permite a la planta detectar precozmente el hongo, activando una respuesta de defensa que evita la infección. QCAV-4, como todas las plantas de banana comerciales, se propaga por esquejes y no por semillas, lo que minimiza el riesgo de propagación fuera de las zonas controladas.
El mal de Panamá, causada por Fusarium oxysporum, se detectó por primera vez en Taiwán en la década de 1960 y desde entonces se ha extendido a docenas de países, entre ellos Australia. Una vez que infecta el suelo, las esporas pueden sobrevivir durante décadas incluso sin plantas de banana, lo que hace imposible su erradicación. Leon Collins, productor del valle de Tully, en Queensland, y presidente del Consejo Australiano de Bananeros, afirma que "la enfermedad es tan aleatoria que puede aparecer en cualquier parte".
En Darwin Fruit Farms, cerca de Humpty Doo, donde el suelo está muy infectado por este hongo, se están realizando ensayos de campo con QCAV-4. El director de la finca, Mark Smith, dice que las plantas modificadas genéticamente han sobrevivido más de siete años, en comparación con los 18 meses de vida de las Cavendish convencionales en condiciones similares.
Aunque la QCAV-4 ha recibido la aprobación reglamentaria, no hay planes actuales de plantación a gran escala.
Según una encuesta realizada en 2022 por Food Standards Australia y Nueva Zelanda, casi la mitad de los encuestados expresaron su preocupación por los alimentos modificados genéticamente. El Consejo Australiano de Productores de Banana ha declarado que "todavía no hay planes para comercializarla en Australia".
A escala internacional, el interés por la QCAV-4 es cada vez mayor. Dale afirma que los agricultores de Centroamérica y Sudamérica, así como de Filipinas, donde el hongo se ha extendido ampliamente, han mostrado interés por el proyecto.
Fuente: ABC News