"C
© Orbemreamos un gemelo digital tridimensional del producto, lo analizamos e identificamos todo tipo de características internas que son de interés para nuestros clientes", explica Johann Steinert, director de Nuevos Mercados de Orbem, que utiliza tecnología de IRM para escanear la calidad interna de productos hortofrutícolas
"La tecnología IRM es de sobra conocida por sus aplicaciones médicas y ya existe desde hace unos 40 años. Hemos industrializado esta tecnología para hacerla extremadamente rápida y, por tanto, también más barata, permitiendo que su uso resulte más asequible".
La velocidad de la tecnología garantiza un alto rendimiento, un aspecto muy importante, según Johann. "Tenemos que poder seguir el ritmo de los volúmenes industriales que se manejan en la planta. Nuestra tecnología no aporta valor a los clientes si ralentiza la producción". Johann explica que, en el caso de las sandías, un proyecto que se está desarrollando en este momento, se pueden procesar cerca de 20.000 kilos por hora. "Si la sandía pesa unos 5 kilos de media, eso significa aproximadamente 4.000 frutos por hora, lo que se ajusta al estándar de procesamiento industrial de una gran planta".
© OrbemAguacate con defectos y escaneado.
Proceso totalmente automatizado
La clasificación la realiza el sistema basándose en los datos de las IRM, explica Johann. "Eso significa que ninguno de nuestros clientes tiene que encargarse de mirar las resonancias magnéticas y hacer evaluaciones. En colaboración con nuestros clientes, definimos qué es un defecto y entrenamos nuestros modelos de IA en consecuencia. Podemos detectar, por ejemplo, la presencia de magulladuras, moho o pardeamiento interno, pero también evaluar el grado de firmeza o madurez de una fruta. Todo el proceso está automatizado de principio a fin".
Orbem, con sede en Múnich, nació hace alrededor de cinco años e introdujo hace tres la tecnología de IRM para la industria avícola. "La tecnología se utiliza para determinar el sexo del embrión de pollo cuando aún está en el huevo". En la actualidad, el equipo de Orbem está formado por alrededor de 200 personas y dispone de 25 instalaciones operativas. "Descubrimos que la tecnología es aplicable también en otras industrias, aparte de en la avícola. La IRM es muy útil para visualizar tejidos blandos que contienen mucha agua, así que funciona bien con una gran variedad de frutas y hortalizas".
© OrbemExploración de defectos en aguacates.
Flexibilidad
¿Qué hace falta para adaptar la tecnología a un nuevo producto? Ofrece una gran flexibilidad, comenta Johann. "Solo tenemos que entrenar los modelos de IA. Eso lo hacemos aquí, en el laboratorio de Múnich. Escaneando varios cientos de muestras logramos ya la suficiente precisión como para que el servicio tenga el valor que espera el cliente". El directivo explica que conforme se usa, el sistema mejora y se vuelve más rápido. "Cuantos más datos tiene el modelo, mejor y más rápido se vuelve. Por supuesto, en el momento en que instalas el sistema en un entorno industrial, recibes toneladas de datos cada día, y es entonces cuando nuestros algoritmos mejoran rápidamente. En la industria avícola logramos una precisión de entre el 95 y el 98 por ciento".
© OrbemMango defectuoso y escaneado.
Tras su aplicación en la industria avícola, Orbem está ahora adaptando la tecnología para usarla con sandías, y más adelante hará lo mismo con el aguacate. Johann explica que la forma actual de juzgar la calidad interna de un aguacate es cortándolo en rodajas. "Así es como se hace en toda la cadena de suministro, desde el productor hasta el supermercado. Si se detectan defectos, se toman más muestras, a veces hasta el 10% de un lote, que luego se desperdicia. Con la tecnología de IRM, podemos evitar eso".
Calidad uniforme
Otra ventaja es la capacidad de ofrecer un producto de una calidad más uniforme. "Poder garantizar una calidad constante a tus clientes es algo que realmente compensa, no solo a los productores, sino a toda la cadena de suministro. Porque, al final, comprar aguacates del supermercado es siempre una lotería; nunca sabes si serán buenos o malos. Con demasiada frecuencia te sale uno malo y hay que tirarlo. Queremos trabajar para lograr una cadena de suministro más fiable, porque así será posible reducir aún más el desperdicio y llevar a cabo una producción de alimentos más eficiente".
© OrbemRodajas de sandía en diagonal.
El uso de la tecnología no solo evita el desperdicio; Johann cree que es algo que también repercute en la necesidad de mano de obra. "Por ejemplo, las sandías suelen abrirse en rodajas, y si no lo haces, necesitas personal altamente cualificado que le de unos golpecitos a la sandía y sepa juzgar por el sonido si la fruta tiene algún defecto interno. Debido a la escasez de mano de obra, estos controles de calidad resultan cada vez más difíciles de realizar".
© Orbem
Orbem no vende su tecnología, sino que cobra a sus clientes una tarifa por escaneo o por kilogramo, explica Johann. "La tecnología de IRM no es barata, pero distribuir los costes a lo largo de varios años y manejar grandes volúmenes de producción la hace asequible. La pregunta que siempre nos hacemos es: ¿aportamos suficiente valor? En el caso de las aves de corral, la sandía y ahora los aguacates, sin duda. Podemos ofrecer escaneos de IRM a un precio asequible para el cliente. También estamos teniendo conversaciones prometedoras para el mago, y creo que también hay posibilidades con las berries".
Para más información:
Johann Steinert
Orbem
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www.orbem.ai
