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El proyecto INFLEX llega a su fin

"Minimizar el desperdicio de alimentos y mejorar la percepción del consumidor para optimizar el valor de la fruta belga"

¿Cómo minimizar el desperdicio de alimentos en toda la cadena de suministro? Para responder a esta pregunta se puso en marcha el proyecto INFLEX. "El objetivo del proyecto ha sido aprender a medir y optimizar los factores relevantes que pueden afectan a la calidad de la fruta de exportación en cualquier eslabón de la cadena de suministro", explica Sarah Matthys, de KU Leuven. "De este modo, queremos minimizar el desperdicio de alimentos y mejorar la percepción del consumidor, incrementando así el valor de mercado de la fruta belga".

Varios socios han participado en este proyecto financiado por VLAIO, entre los que se incluyen VIL, Optiflux, BelOrta, Bel'Export, KU Leuven y VCBT. "Partiendo de estos objetivos, queremos impulsar la innovación con una mejor monitorización de la cadena, la gestión predictiva de la cadena de suministro, la selección óptima de productos de exportación, la introducción de nuevos métodos de conservación para el almacenamiento y el transporte, y estrategias de diseño basadas en modelos para tecnologías de refrigeración", explica. El proyecto de investigación se ha dividido en varios aspectos gestionados por distintos socios y debería concluir a finales de 2026.

© Dreamstime

De la recolección al transporte
"Por ejemplo, VCBT está investigando cómo el origen, el momento de la recolección y las condiciones de almacenamiento pueden afectar a la transportabilidad de la fruta, con el objetivo de mejorar el proceso de selección y conseguir que la fruta mantenga su alta calidad durante más tiempo. Por su parte, KU Leuven ensaya modelos, incluyendo la dinámica de fluidos computacional (CFD) para el transporte de calor y masa, y un modelo cinético para los cambios de calidad durante el almacenamiento".

Como parte de este proyecto, Optiflux está trabajando en el diseño de un contenedor refrigerado pensado para el transporte de larga distancia. "Este debería permitir la conservación tanto activa como pasiva". También han desarrollado la tecnología DCA (atmósfera controlada dinámicamente) para su propia solución de conservación. Se utiliza en cámaras de almacenamiento en las que las cajas de fruta se cubren con una funda de plástico y se utilizan unos sensores para controlar la composición de la atmósfera. En cuanto el contenido de oxígeno o CO₂ es demasiado alto o demasiado bajo, se ajusta automáticamente. Una ventaja adicional es que se pueden almacenar simultáneamente distintas frutas, siempre que la temperatura sea similar, porque las condiciones atmosféricas de cada compartimento se controlan por separado".

Impacto medioambiental
El trabajo de la propia Sarah se centra en un estudio sobre sostenibilidad realizado en el marco del proyecto. "Para ello, recopilo todos los datos posibles de los socios del proyecto o, si es necesario, de la documentación y las bases de datos existentes. A partir de ahí, establezco el ciclo de vida completo y calculo el impacto medioambiental. A continuación analizamos qué elementos contribuyen más a ese impacto: ¿es el cultivo, el transporte u otro factor? También se tiene en cuenta el desperdicio de alimentos y pérdidas en la cadena, ya que eso también tiene un impacto medioambiental".

"Examino procesos tanto realistas como hipotéticos. Los realistas incluyen, por ejemplo, la exportación de peras a China por barco, o la exportación de peras, berries, grosellas y cerezas por camión dentro de Europa. También analizo escenarios hipotéticos, como el transporte aéreo de berries y cerezas a China, que podría resultar muy nocivo para el medio ambiente. También estudiamos si la exportación por barco podría resultar más sostenible que el transporte aéreo para algunos productos. Así averiguamos qué alternativas son más interesantes desde un punto de vista ecológico".

© Dreamstime

Diferencias
El objetivo es estudiar distintos aspectos sobre el cultivo, la conservación y el envasado. "En lo que respecta a los datos de cultivo, para las berries utilizamos los de un estudio previo de ACV (análisis del ciclo de vida) de nuestro grupo de investigación, basado en datos de tres explotaciones belgas. Para las demás frutas (peras, cerezas y berries), nos basamos en la documentación disponible. La fase de conservación incluye el lavado, la selección, la refrigeración previa y el almacenamiento en BelOrta, con tres técnicas de conservación: refrigeración estándar, DCA y ULO (Ultra Low Oxygen)".

"El envasado depende del tipo de fruta. Para las berries suelen usarse envases de tipo MAP (Modified Atmosphere Packaging), mientras que las peras, como fruta de pepita, se envasan de otra manera. Tengo en cuenta distintos medios de transporte (barco, camión, avión), así como los contenedores refrigerados y la logística interna, como carretillas elevadoras y grúas en el puerto de Amberes. También incluyo en el análisis el desperdicio de alimentos y las pérdidas de volumen. Esas pérdidas pueden variar en función de la técnica de almacenamiento o el método de envasado".

Interés
Se trata, por tanto, de un análisis bastante profundo, pero ¿es esto algo de interés para la industria? "No cabe duda de que existe interés por parte del sector, sobre todo en lo que respecta al impacto medioambiental de las técnicas de almacenamiento. Hay indicios de que técnicas como DCA y ULO consumen menos energía que la refrigeración estándar, pero hacen falta más datos para confirmarlo. Si estas técnicas contribuyen a mejorar la calidad y a la vez reducen el consumo de energía, evidentemente será ventajoso, por ejemplo, para las cooperativas".

Para más información:
Sarah Matthys
KU Leuven
[email protected]
www.kuleuven.be

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