La producción bananera en Costa Rica ha atravesado uno de los años más desafiantes, con una disminución nacional estimada del 20%. Según Olman Vargas, gerente de Mercadeo y Proyectos de Varcli Pinares, la empresa logró contener la caída en torno al 10% gracias a un sistema predictivo de plagas que combina el monitoreo agroclimático con aplicaciones aéreas y drones.
"El modelo nos permite anticipar condiciones favorables para la aparición de enfermedades como la sigatoka y actuar con precisión, reduciendo costos y daños colaterales", explica Vargas.
© Varcli Pinares
El control fitosanitario, sin embargo, enfrenta nuevas dificultades. La disponibilidad de moléculas para el manejo de plagas es cada vez más limitada, lo que encarece la producción. A esto se suman los costos derivados de las certificaciones exigidas por los mercados internacionales, que según el productor no siempre se reflejan en el precio final.
Costa Rica mantiene su estrategia de exportación bajo contratos anuales, a diferencia del modelo ecuatoriano, más dependiente del mercado spot. "El país históricamente ha priorizado la estabilidad contractual. Para el próximo año se prevé un alza moderada, de unos 10 a 11 dólares por caja, pero la menor productividad y los costos crecientes neutralizan buena parte de ese beneficio", comenta Vargas.
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El principal destino de Varcli Pinares es Estados Unidos, donde comercializa directamente con Wal-Mart. "El mercado norteamericano ofrece mayor estabilidad y menores restricciones en comparación con Europa, donde las exigencias sobre certificaciones, residuos y producción orgánica son más severas. Europa sigue presionando hacia lo orgánico, pero sin un diferencial de precio que compense la caída en rendimiento. Por eso preferimos concentrarnos en América", afirma.
Varcli Pinares ha desarrollado un sistema de empaque en seco que reduce hasta en un 90% el consumo de agua respecto a los métodos tradicionales. "Toda el agua utilizada se limpia y se devuelve a los canales en condiciones óptimas. Además, la planta funciona completamente con energía solar y cuenta con 100 hectáreas de bosque auditadas que le permiten operar como carbono negativo, capturando más del doble del carbono que emite", menciona.
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"También hemos reducido el uso de herbicidas a un 5% y optimizado la fertilización. Nuestro modelo busca integrar productividad y responsabilidad ambiental", detalla Vargas.
Al futuro "planeamos escalar nuestro modelo de gestión hacia otras fincas del país, promoviendo prácticas tecnológicas y responsables que fortalezcan la competitividad del banano costarricense en los mercados internacionales", concluye.
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Olman Vargas
Varcli Pinares
Costa Rica
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