Durante las próximas cuatro semanas trazaremos un panorama del sector peruano de frutas y hortalizas, con énfasis en las actividades de cultivo y empaque en los departamentos sureños de Ica y Arequipa. Presentaremos quince empresas agroexportadoras, además de algunos gremios. En esta primera entrega abordamos la geografía del país, su demografía, política y economía. Mañana nos centraremos en la producción y la exportación de frutas y hortalizas a nivel nacional, apoyándonos en datos y estadísticas.
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El Perú se encuentra en la costa oeste de América del Sur y limita con Ecuador, Colombia, Brasil, Bolivia y Chile. Su litoral en el océano Pacífico supera los 3.000 km. El territorio peruano es amplio: es unas 2,5 veces más grande que España y hasta 30 veces el tamaño de los Países Bajos. El país se organiza en tres grandes regiones naturales: la Costa, una franja desértica paralela al Pacífico; la Sierra Andina, atravesada de norte a sudeste por la cordillera de los Andes; y la Selva Amazónica, ubicada al este de la cadena montañosa. Esta diversidad de paisajes sustenta una notable biodiversidad.
La población peruana ronda los 34 millones de habitantes y crece a un ritmo anual del 1,1%. Cerca del 60% vive en la costa, el 26% en la sierra y el 14% en la selva. El español es la lengua predominante y lengua materna de más del 80% de la población, seguido por el quechua (17%) y el aimara (2%). Más del 10% de los peruanos reside fuera del país. Desde 2016, además, el Perú ha experimentado un fuerte aumento en la llegada de migrantes venezolanos.
Economía
En las últimas décadas, el país ha mostrado un crecimiento económico notable, impulsado especialmente por la minería —Perú es uno de los mayores productores globales de cobre, plata, zinc, oro, plomo y estaño—, así como por los hidrocarburos, el turismo y las exportaciones agrícolas y pesqueras. No obstante, la economía peruana sigue siendo vulnerable a las fluctuaciones de los precios internacionales de las materias primas, a la desigualdad interna y a la alta informalidad laboral.
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Según el Banco Mundial, Perú es hoy una economía de ingreso medio-alto. Entre 2000 y 2024, la incidencia de la pobreza (medida sobre la base de $3 diarios) se redujo del 25,5% al 5,1%. En 2024, el PIB por persona empleada rondó los $30.000 (en comparación, en los Países Bajos fue de unos $128.000). La remuneración mínima vital es de S/1.130 ($335). Se proyecta que el PIB real crezca alrededor del 3% en 2025 (frente a poco más del 1% en los Países Bajos). Sin embargo, persisten desafíos estructurales como la baja productividad, profundas desigualdades regionales y una institucionalidad debilitada.
Política reciente
Y es que desde 2016, el Perú atraviesa una prolongada crisis política marcada por enfrentamientos entre el Ejecutivo y el Congreso y una constante desconfianza ciudadana. Un punto crítico ocurrió el 7 de diciembre de 2022, cuando el presidente Pedro Castillo intentó disolver el Congreso, acción considerada un autogolpe que llevó a su destitución. Su sucesora, Dina Boluarte, asumió la presidencia, pero su gobierno enfrentó fuertes protestas, especialmente en regiones andinas y amazónicas, donde comunidades indígenas denunciaron exclusión histórica y exigieron adelantar elecciones. Estas movilizaciones profundizaron la percepción de desigualdad entre la costa urbana y las zonas rurales.
A pesar de un crecimiento económico reciente, la legitimidad de las instituciones se debilitó debido a escándalos de corrupción y desigualdades persistentes. En 2025, jóvenes de la generación Z protagonizaron nuevas manifestaciones impulsadas por el cansancio frente a la corrupción y la falta de oportunidades. Paralelamente, la crisis de seguridad se agravó, con numerosas extorsiones y asesinatos vinculados a mafias, especialmente contra transportistas. La situación derivó en la destitución de Boluarte en octubre de 2025. El presidente del Congreso, José Jeri, asumió temporalmente el poder, mientras en Lima y Callao se declaró el estado de emergencia para enfrentar el aumento de la violencia.
Crecimiento notable
A pesar de la inestabilidad política, el Perú ha mantenido políticas macroeconómicas prudentes. Entre ellas destacan una inflación baja (2% en 2024), una tasa de desempleo relativamente reducida (4,8% en 2024), una deuda pública manejable —alrededor del 33% del PIB en 2024, según CEIC—, un tipo de cambio bastante estable desde 2021 y un sistema financiero sólido. Todo ello, sumado al optimismo y la resiliencia de los actores económicos, especialmente las empresas tanto grandes como pequeñas, ha permitido que la economía peruana haya mostrado un desempeño notable en los últimos años, incluyendo sectores clave como la agricultura y las agroexportaciones.
Y hay más: también para el futuro próximo, el sector peruano de frutas y hortalizas espera un crecimiento nada despreciable, basado —como veremos en las próximas semanas— en la innovación, los avances en eficiencia y productividad, la apertura de nuevos mercados y la ejecución de importantes proyectos de infraestructura.