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La llegada anticipada de cerezas chilenas complica la situación de la cereza argentina

La llegada anticipada de cerezas chilenas al mercado argentino en noviembre generó preocupación entre los productores locales, que ya enfrentan elevados costos y una creciente pérdida de competitividad. Según Aníbal Caminiti, gerente de la Cámara Argentina de Productores de Cerezas Integrados (CAPCI), la fruta chilena "está entrando a granel", lo que presiona los precios a la baja en un momento en que la producción nacional aún no llega a las góndolas.

Chile, con costos más bajos y una producción anual de 625.000 toneladas —frente a las 14.000 de Argentina—, se posiciona como un actor dominante. La fruta trasandina solía ingresar en diciembre, cuando ya había oferta argentina en el mercado minorista, pero este año la entrada se adelantó y generó un fuerte impacto. Caminiti señaló que en enero y febrero de este año se triplicaron las importaciones respecto al promedio de los últimos cinco años, lo que no solo derrumbó los precios, sino que dificultó la colocación de la fruta local.

Frente a este escenario, los productores revisaron su estructura de costos y detectaron factores que, aseguran, podrían corregirse. Uno de los principales es el valor de la energía en provincias productoras como Neuquén, donde —según CAPCI— las tarifas industriales se incrementaron más del 300% entre abril de 2024 y abril de 2025. "Tenemos las hidroeléctricas acá y, aun así, las tarifas más caras del país para uso industrial", afirmó Caminiti. El sector pidió al gobierno nacional una reducción del 50% del IVA aplicado a las facturas eléctricas, aunque hasta el momento no ha recibido respuesta.

CAPCI también reclama medidas que reduzcan la carga impositiva y agilicen la devolución del IVA exportador. Caminiti sostuvo que el retraso burocrático en estos reembolsos puede extenderse por más de un año, lo que afecta la liquidez de las empresas. Aunque el sector es exportador, el gremio evita centrar el debate en el tipo de cambio y apunta al ajuste de los costos internos como prioridad para recuperar competitividad.

La situación se enmarca en un deterioro estructural de la actividad frutícola argentina. Según datos del Comité de Frutas de Argentina, las exportaciones de fruta fresca pasaron de 960 millones de dólares en 2008 a 560 millones en 2024, una caída de 400 millones en 17 años. Si bien el sector frutícola aporta 150.000 empleos —similar al automotriz— su participación en el PBI cayó hasta el 1%, lo que, según Caminiti, los vuelve "casi invisibles" ante las autoridades.

El directivo también señaló que la superficie plantada con cerezas no crece desde hace 15 años, una muestra del estancamiento que atraviesa la actividad. En su opinión, políticas orientadas al sector podrían generar un impacto significativo en las economías regionales. Mientras tanto, los precios deprimidos y los mayores costos productivos continúan amenazando la competitividad de la cereza argentina frente a un competidor regional más eficiente y de mayor escala.

Fuente: masp.lmneuquen.com

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