La tormenta registrada el domingo en Argentina en el oeste del Valle Medio dejó comprometida la cosecha de cerezas. El granizo cubrió una franja de unos 30 kilómetros, desde Chelforó hasta cerca de Chimpay, con un ancho estimado de entre 3 y 4 kilómetros según los testimonios de productores. El fenómeno avanzó hacia el sur de la Ruta 22, aunque no afectó los cuadros ubicados directamente sobre la costa del río.
Además del impacto de la piedra, la intensa lluvia, con registros de hasta 40 milímetros, agravó la situación. La posterior salida del sol generó el escenario más temido por el sector: humedad acumulada sobre frutos en una etapa de máxima tensión superficial y un repunte de temperaturas que provoca rajaduras y deja fuera de mercado miles de toneladas.
La campaña ya arrastraba una merma inicial cercana al 25% debido a problemas en floración y polinización. Con el impacto de la tormenta, la afectación de producción se estima que podría rondar el 50%, según Aníbal Caminiti, gerente de la Cámara Argentina de Productores de Cereza Integrados (Capci), aunque advirtió que aún falta completar las evaluaciones en las chacras. La mayor parte de la fruta ya había sido recolectada y quedaba alrededor del 25% por levantar, correspondiente a variedades de maduración tardía.
Desde la zona de producción, el productor y exministro provincial Juan Accatino calificó el episodio como "doblemente grave", debido a que la pérdida de fruta también afecta a unas 2.000 personas empleadas en plena cosecha, muchas de las cuales podrían quedar sin trabajo antes de lo previsto.
El intendente de Chimpay, Claudio Sepúlveda, señaló que en establecimientos como Emelka, Moño Azul y El Cañadón las labores de cosecha continuaron con relativa normalidad. En cambio, dos chacras de la empresa Extraberries registraron los mayores daños, tanto en fruta como en plantas, cuyas cortezas quedaron marcadas a distintas alturas. En redes sociales comenzaron a circular videos que exhiben la magnitud del impacto.
Accatino advirtió que parte de este daño tendrá consecuencias en la campaña próxima, ya que se vieron afectados los dardos frutales y será necesario aplicar fungicidas para evitar infecciones en la madera dañada. Caminiti, por su parte, recordó que la lluvia también afectó al Alto Valle de Río Negro y Neuquén, por lo que "en uno o dos días más vamos a tener un panorama más claro". Explicó que "la piel de la cereza, en este grado de madurez, se sensibiliza con la lluvia, y si sale el sol, se producen las rajaduras, y esa fruta ya no tiene un valor comercial".
Fuente: masp.lmneuquen.com