En las últimas dos décadas, el arándano se ha consolidado como uno de los cultivos más dinámicos del mundo. De fruta "especial" del hemisferio norte, pasó a ser un producto global, disponible en supermercados todo el año. Su combinación de sabor, salud y conveniencia conectó con consumidores que valoran alimentos funcionales y de alto valor nutricional. Sin embargo, la expansión de la industria entra ahora en una fase diferente: no se trata solo de crecer, sino de definir dónde, cómo y bajo qué estándares se producirá y exportará la fruta.
El cultivo se redistribuye silenciosamente a nivel mundial. Países que hace una década lideraban la producción pierden protagonismo frente a nuevas regiones, inversionistas y variedades. Aunque el consumo global continúa en aumento, impulsado sobre todo por Asia, el crecimiento ya no depende solo de aumentar hectáreas, sino de establecer producción en ubicaciones estratégicas, con variedades de alto rendimiento y logística que garantice fruta premium.
El arándano exige altos estándares. La textura, el dulzor y la condición de la fruta son determinantes para los consumidores, especialmente en el segmento premium. Este criterio ha orientado la expansión hacia países y regiones capaces de asegurar calidad constante, además de contar con clima adecuado y cercanía a los mercados de destino.
África se consolida como continente con alto potencial. Marruecos y Sudáfrica destacan por su clima, disponibilidad de mano de obra, costos competitivos y logística eficiente. Marruecos, por ejemplo, puede entregar fruta en 72 horas a mercados clave como Londres, París y Berlín, atrayendo inversiones europeas y posicionándose como un origen de arándanos premium. Sudáfrica, con ventanas comerciales diferenciadas, abastece también a Medio Oriente y el sudeste asiático, construyendo una reputación creciente en el mercado global. Países como Zambia y Zimbabue muestran proyectos tecnificados y variedades premium, integrándose al llamado "boom africano".
En América Latina, Perú mantiene su liderazgo como mayor exportador, aunque su expansión se desacelera debido a limitaciones de agua, salinización y desafíos climáticos, orientándose hacia renovaciones varietales. México aprovecha su cercanía a Estados Unidos para entregar fruta fresca rápidamente, con énfasis en calidad y calibre, mientras Chile se reconvierte para producir arándano premium, enfocado en mercados como China, Estados Unidos y Europa. Argentina y Colombia avanzan de manera más moderada, con apuestas por calidad y nichos diferenciados.
China lidera el consumo mundial y desarrolla producción interna para abastecer su enorme mercado doméstico, mientras India crece más lentamente pero con gran potencial. En Europa del Este, países como Polonia, Serbia, Ucrania, Rumania y Georgia incrementan superficie para abastecer a la Unión Europea, beneficiándose de la proximidad logística.
Entre 2025 y 2035, África —con Marruecos y Sudáfrica a la cabeza— se perfila como el centro de crecimiento, mientras México y Perú seguirán dominando el mercado americano y Chile se enfocará en calidad premium. China producirá para sí misma y Europa del Este consolidará abastecimiento regional. En todos los casos, el criterio determinante será la calidad: genéticas crujientes, fruta firme, sabor superior, vida postcosecha prolongada y cadenas logísticas eficientes. El mercado global ya no paga solo por volumen, sino por experiencia sensorial y excelencia en la fruta.
Fuente: blueberriesconsulting.com