El temporal que afectó al Alto Valle durante el fin de semana generó daños en chacras y montes frutales y elevó el riesgo sanitario en la región. Según advirtió el INTA Alto Valle en su boletín fitosanitario, las condiciones registradas dejaron el índice de riesgo de infección en niveles severos para sarna del peral y mancha marrón en toda el área productiva.
Las intensas precipitaciones provocaron una liberación masiva de ascosporas desde las hojas caídas al suelo, acompañada por un prolongado período de follaje mojado. Esta combinación favoreció nuevas infecciones en hojas y frutos aún susceptibles. El INTA señaló que ambas enfermedades, sarna (Venturia pyrina) y mancha marrón (Stemphylium vesicarium), pueden iniciarse tanto a partir del inóculo presente en el suelo como de los conidios provenientes de infecciones primarias. Estudios recientes indican que la liberación de ascosporas puede extenderse durante todo el desarrollo del fruto, por lo que se recomienda intensificar el monitoreo en las próximas semanas.
El informe también identificó las variedades de peral más vulnerables. Williams y Red Bartlett presentan alta susceptibilidad a Sarna, mientras que d'Anjou y Abate Fetel son las más expuestas a Mancha marrón. Packham's muestra susceptibilidad intermedia y Williams es considerada poco sensible a esta última enfermedad. En montes con antecedentes y más de 10 horas de hoja mojada, el organismo aconseja aplicar fungicidas de forma inmediata para evitar que la infección se establezca.
El boletín incluyó además una advertencia para los viñedos de la Norpatagonia debido a las condiciones favorables para el desarrollo de peronóspora (Plasmopara viticola). El INTA recomendó monitorear tanto los viñedos de uva para vinificar como los de uva de mesa, especialmente aquellos con antecedentes de la enfermedad, y aplicar pulverizaciones específicas ante los primeros síntomas.
El temporal también profundizó el impacto negativo sobre el sector de la cereza, ya afectado por granizo y lluvias intensas en un tramo de casi 30 kilómetros entre Chelforó y Chimpay. El fenómeno dejó acumulaciones de hasta 40 milímetros de lluvia en una etapa crítica del fruto, lo que derivó en rajaduras masivas (cracking) tras la salida del sol.
Aníbal Caminiti, gerente de la Cámara Argentina de Productores de Cereza Integrados (Capci), estimó que la afectación podría alcanzar el 50% de la producción, considerando además la merma inicial por problemas de floración y polinización. Aunque gran parte de la cosecha ya había sido levantada, aún quedaba cerca del 25% de fruta en los montes, principalmente de variedades de maduración tardía. Para mitigar daños, los productores iniciaron labores de secado del monte mediante equipos de curadoras que recorren las hileras para remover la humedad acumulada sobre la fruta.
Fuente: alertadigital.ar
