La campaña de mango peruano atraviesa una de sus temporadas más complejas en años. Según un exportador peruano que prefirió mantener el anonimato, la situación está marcada por precios internos que no se ajustan a la realidad del mercado internacional, problemas de madurez en la fruta y un ambiente social tensionado en las principales zonas productoras.
El inicio de la temporada estuvo cargado de expectativas y se manejaron precios locales de 40 a 45 soles por jaba. Sin embargo, apenas más empresas comenzaron a cosechar, quedó claro que dichos valores no eran sostenibles para la exportación. La disparidad entre lo que el mercado podía pagar y lo que algunos productores demandaban derivó en un paro agrícola entre el 22 y el 28 de noviembre, cuando numerosos agricultores detuvieron la cosecha como medida de protesta.
La calidad interna del mango es uno de los mayores desafíos. Los niveles de dulzor se mantienen entre 6.5 y 6.8 °Brix, insuficientes para mercados clave como Estados Unidos (7-7.2 °Brix) y Corea (7.5 °Brix). Europa —que permite embarques desde 6.5 °Brix— sigue siendo la alternativa más viable, aunque con una demanda débil y precios reportados entre 5 y 6 dólares por caja, según el exportador anónimo.
El volumen disponible también es considerablemente menor. De acuerdo con la misma fuente, la oferta actual representa únicamente entre el 60% y 70% del volumen registrado en la campaña pasada, con una salida altamente escalonada que genera picos de disponibilidad seguidos de caídas abruptas. Esta inestabilidad dificulta las planificaciones de cosecha, logística y envíos.
A pesar de que el mercado internacional no logra sostener precios altos, los valores internos han vuelto a subir hasta 42-43 soles en algunos puntos, impulsados por la resistencia de los productores a vender a precios más bajos. Durante la reciente mesa técnica realizada en el marco del paro, se discutió que el costo real de producir una jaba de mango oscila entre 10 y 15 soles. Sin embargo, algunos grupos continúan exigiendo 40-50 soles, lo que deja márgenes prácticamente nulos para los exportadores.
A este panorama se suma un deterioro del clima social. En los últimos días han circulado en redes sociales videos donde se observa a cosechadores y transportistas siendo reprendidos o incluso castigados por continuar trabajando durante el paro agrícola. Aunque se trata de hechos aislados, según aclara el exportador anónimo, han generado preocupación y un ambiente de incertidumbre en el sector.
Con precios sin sostén, fruta con bajo Brix, menor disponibilidad y un entorno social frágil, la campaña de mango peruano se desarrolla bajo una presión inusual, sin señales claras de estabilización en el corto plazo.
