En 2025, los pimientos cultivados en invernaderos andaluces, con especial incidencia en la provincia de Almería, registraron un precio medio de 1,18 euros por kilo. Este valor supone un aumento del 16,8% respecto al promedio de 2024, cuando los agricultores recibieron 1,01 euros por kilo, aunque se mantiene un 4 % por debajo de la cotización alcanzada en 2023, que se situó en 1,23 euros por kilo.
Según los datos recopilados por Hortoinfo a partir del Observatorio de Precios y Mercados de la Junta de Andalucía, el comportamiento de los precios a lo largo del año muestra una marcada estacionalidad. El mes con la mayor remuneración fue marzo, con 1,75 euros por kilo, seguido por febrero, en el que el precio medio alcanzó 1,50 euros, y diciembre, con 1,34 euros por kilo. En contraste, los meses con menor cotización fueron mayo, con 0,79 euros por kilo, y julio, con 0,97 euros. Tanto junio como septiembre registraron precios ligeramente superiores, con un promedio de 0,98 euros por kilo.
Este patrón no es aislado y refleja la tendencia de los últimos años. En 2024, el precio máximo se situó en enero, con 1,20 euros por kilo, mientras que junio registró el valor más bajo, 0,87 euros. En 2023, febrero destacó por alcanzar 2,08 euros por kilo, siendo mayo el mes con menor remuneración, 0,88 euros. En 2022, el mejor precio se dio en septiembre, con 1,16 euros por kilo, y el más bajo en abril, con 0,66 euros. Por último, en 2021, la cotización más elevada correspondió a marzo (1,46 euros), mientras que septiembre registró el precio más reducido, 0,60 euros por kilo.
El Observatorio de Precios y Mercados de la Junta de Andalucía no ofrece datos para el mes de agosto, debido a la limitada disponibilidad de producto, ya que durante ese periodo los invernaderos se encuentran en fase de preparación para la siguiente campaña.
El análisis de estos datos permite observar que los precios de los pimientos en invernadero se encuentran sujetos a variaciones estacionales y a la dinámica de la oferta y demanda en cada ciclo de producción. Los meses de invierno y final de campaña tienden a ofrecer mayores retornos a los agricultores, mientras que los periodos de máxima producción coinciden con precios más bajos en origen. Esta tendencia resalta la importancia de la planificación en el cultivo y la comercialización, así como la necesidad de estrategias que permitan mejorar la estabilidad de los ingresos de los productores frente a la volatilidad del mercado.
Fuente: hortoinfo.es
