En el municipio de Zona Bananera, en el departamento del Magdalena, cuatro cooperativas de pequeños productores —Coobafrío, Asobanarcoop, Emprebancoop y Coomulbanano— consolidan un modelo productivo que, pese a los retos estructurales del sector, mantiene su presencia en los mercados europeos y busca mayor reconocimiento para el banano cultivado por familias campesinas. Actualmente, estas organizaciones agrupan cerca de 600 pequeños productores y administran alrededor de 1.800 hectáreas, con una oferta combinada cercana a los 400 contenedores anuales.
Las cooperativas enfatizan que su producto se distingue por un manejo agrícola tradicional y de bajo impacto. "Hace alrededor de 15 años no aplicamos ni herbicidas ni insecticidas", explican, destacando además el uso de bioles, biocompost y microorganismos para mejorar la fertilidad del suelo. "Nuestro banano es una fruta fresca, diferenciada porque está saludablemente lista para el consumo".
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Este modelo productivo está profundamente ligado a la estructura familiar rural. "Cada parcela es un núcleo familiar: padres, abuelos, hijos y nietos dependen de ella", señalan, subrayando que el consumo del banano colombiano impulsa el crecimiento de su familia y de su región.
La historia de estas cooperativas también está marcada por desafíos sociales y económicos. Muchas surgieron hace unas tres décadas, después de la desaparición de comercializadoras locales, lo que obligó a los productores a unir esfuerzos para poder seguir exportando. "Nos tocó organizarnos sí o sí para no quedarnos sin vender nuestra fruta", recuerda uno de los representantes.
A ello se suma la huella del conflicto armado. "Fuimos afectados por el conflicto y hoy estamos recuperando nuestras tierras", afirman. "En 15 años es difícil alcanzar un nivel de vida óptimo, pero estamos en proceso de reconstrucción".
Aunque la productividad ha mejorado, con rendimientos que pasaron de 33-35 cajas/ha/semana a 43-44 en 2025, los desafíos siguen siendo significativos. "Mantener las certificaciones es costoso y existen demasiadas; deberían homologarse", reclaman. Además, el costo de producción se ha elevado por los precios de los insumos y por la precariedad de la infraestructura rural, las vías no son las mejores y recoger pequeñas cantidades en cada finca deteriora la fruta y eleva los costos".
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En cuanto al mercado, continúan abasteciendo principalmente a Europa con banano Cavendish convencional y volúmenes menores de orgánico y Fairtrade.
Las cooperativas hacen un llamado directo: "Consumir banano colombiano nos apoya y transforma generaciones: en cultivo, educación y vías". También esperan mayor articulación institucional: "Pedimos que al fijar el precio de la caja se tenga en cuenta el costo real de producción del pequeño productor".
Además, trabajan en una marca de origen propia, Foncho Bananas, aún en proceso de consolidación. El mensaje final es claro: "Queremos que el mundo nos visite y conozca nuestros procesos productivos", concluyen.
Para más información:
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