Proteger una finca del Fusarium Raza 4 Tropical (R4T) requiere una serie de rutinas diarias, inversión constante y disciplina permanente. Aunque sobre el papel la bioseguridad parece manejable, para muchos pequeños productores se convierte en un reto económico y técnico considerable. Según diversos gremios, el costo por implementar estas medidas oscila entre 0,25 y 0,60 dólares por caja de banano.
Franklin Torres, presidente de la Federación Nacional de Productores Bananeros del Ecuador, señala que proteger una finca implica un cierre total, control de accesos con puntos de desinfección, herramientas exclusivas por finca, aplicación de microorganismos benéficos y vigilancia continua ante cualquier planta sospechosa. Dependiendo de la productividad, el gasto puede situarse entre 0,40 y 0,60 dólares por caja, aunque la dificultad principal radica en mantener estas medidas de manera constante.
Segundo Solano, presidente de la Asociación de Bananeros Orenses, estima que un pequeño productor necesita entre 500 y 1.500 dólares para cubrir las medidas preventivas básicas, mientras que la Asociación de Productores y Trabajadores Bananeros (Asoprotraban) calcula entre 0,25 y 0,35 dólares por caja. La recurrente compra de insumos y la falta de conocimiento técnico dificultan su aplicación, especialmente entre los productores de menor escala.
El nivel de cumplimiento efectivo en Ecuador es bajo. Torres indica que apenas llega al 10%, y según José Antonio Hidalgo, director de la Asociación de Exportadores de Banano del Ecuador (AEBE), entre los pequeños productores se reduce al 7%. "No es solo una limitación económica, es una brecha técnica y cultural", apunta Torres, señalando que muchos productores sobreestiman su conocimiento sobre el hongo.
Iván Goottman, productor bananero y representante legal de Asoprotraban, añade que los grandes productores pueden sostener la bioseguridad gracias a su escala, mientras que los pequeños dependen de sus recursos limitados y pierden liquidez. Muchos solo aplican medidas básicas como botas, amonio cuaternario para el calzado, cal en guardarrayas y desinfección de vehículos. El invierno aumenta el riesgo, pues el agua moviliza el hongo y exige drenajes limpios, cuya limpieza requiere maquinaria costosa y no siempre disponible.
La reacción institucional también ha sido criticada. Torres menciona la pasividad de las autoridades y la relajación antes de la confirmación oficial del R4T. Propone la creación de laboratorios de microorganismos en cada cantón bananero, con apoyo de entidades como INIAP, ESPOL y universidades, para abaratar costos y garantizar insumos funcionales. Hidalgo, por su parte, defiende que Ecuador activó un Plan Nacional de Contingencia, con cuarentenas focalizadas, cordones fitosanitarios y control de movilidad.
Eugenio Guerrero, consultor agrícola, enfatiza que blindar una finca es posible, pero requiere disciplina absoluta, aislamiento rápido de focos y aplicación de tratamientos de contención. La recomendación para Ecuador es reforzar los programas de bioseguridad, con mayor control en accesos y caminos, y coordinación entre el sector privado y el Estado.
Fuente: expreso.ec