No todos los efectos de una temporada tan anómala han sido negativos. Por ejemplo, la temporada del limón siciliano comenzó muy temprano en septiembre de 2015.
"Comenzamos a vender limones sicilianos a finales de septiembre, cuando la competencia con productos de otros orígenes es bastante escasa. Sin duda, podemos afirmar que nuestros limones fueron los protagonistas de la campaña, algo muy beneficioso para los productores", explica Ferdinando Vinaccia, de La Costiera, compañía que forma parte del Consorcio del Limón de Sorrento IGP.
El producto maduró más de un mes antes, algo poco común. "La calidad ha sido razonable y los calibres han sido buenos. Lo importante es que hemos empezado bien. Los españoles también se las han arreglado bien en los mercados internacionales".
Sin embargo, el tiempo no ha ayudado a las naranjas y las clementinas. "Yo creo que las altas temperaturas han evitado que las naranjas maduren correctamente, lo que ha afectado al aroma. Y el mercado de las clementinas ha sido prácticamente inexistente".
La campaña del Limón de Sorrento IGP comenzó en enero con pequeñas cantidades. El pico de la temporada se espera de abril a septiembre. "No prevemos grandes volúmenes, pero la calidad es bastante buena. No obstante, hablamos de un producto de nicho".
Limones y una cidra.
En cuanto a las cidras, apunta: "Las vendemos frescas acompañadas de limones. Las demandan principalmente los minoristas y la industria de la restauración en Gran Bretaña, Francia y Alemania".
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Autora: Rossella Gigli
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