Las recientes lluvias caídas en Uezán, en el norte de Marruecos, han reavivado las esperanzas de los agricultores de obtener una buena cosecha. Ahmed Elaynouni, pequeño agricultor de diversos cultivos, es particularmente optimista respecto a su plantación de algarrobos.
"Las lluvias han llegado justo a tiempo. Todavía tenemos buenas reservas de agua subterránea en la región, pero es bueno que las lluvias las refresquen, y siempre le va bien a nuestra moral ver llover después de una larga sequía", se entusiasma Elaynouni. "Las algarrobas se están desarrollando y han alcanzado los 5 centímetros de tamaño. Por tanto, podemos esperar frutos de 15-22 cm para la cosecha de julio".
"Aunque los algarrobos pueden sobrevivir largos períodos de sequía, necesitan buenas lluvias para producir buenos rendimientos y frutos de buen tamaño", añade El Aynouni. "En la región de Uezán, tenemos la particularidad de obtener mejores rendimientos de algarroba que la media".
Elaynouni afirma que se basa en un modelo agroecológico, utilizando semillas autóctonas y rotación de cultivos. "Por eso mi cosecha de algarroba no supera las 3 o 4 toneladas, pero en un año normal comercializo 40-50 toneladas de algarroba, y eso está muy lejos de las 100-120 toneladas que solía comercializar cuando teníamos buenas lluvias".
"Hay numerosas variedades, pero las que tenemos en la región son autóctonas y nativas, y se pueden dividir en dos tipos: una variedad larga, que contiene hasta 24 semillas y que es más abundante, y una variedad gruesa que contiene menos semillas pero más carnosas. La mayor parte de nuestra producción está destinada al mercado local, para su uso en cosméticos, producción de chocolate y otros subproductos, o para alimentación animal. Una ínfima parte se exporta".
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Ahmed Elaynouni
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