Benoit Labouille, que inicia su décimo año de producción de batatas al frente de SCEA Pinchagut y SCEA Bio Pinchagut, ambas situadas en la región de Nueva Aquitania, hace balance de la campaña del producto francés, que acaba de finalizar, y de los retos de la temporada, tanto en el frente de la producción como en el del mercado. 
"Este año no ha habido problemas de almacenamiento"
Mientras que la campaña 2022 arrancó pronto gracias a las cálidas temperaturas, la campaña de 2023/24 se puso en marcha el 30 de agosto, casi cuatro días más tarde, con unas condiciones de cultivo más complicadas que la anterior. "Ha habido muchos problemas meteorológicos. Primero durante la fase de plantación, con lluvias y frío a partir de mayo, lo que provocó algunas pérdidas de plantas (plantación de esquejes). Después, en la segunda quincena de junio, con altas temperaturas y humedad que dificultaron el control mecánico de las malas hierbas y aumentaron la necesidad de desherbar de forma manual". El agricultor también se preocupó un poco cuando cayeron 300 mm de lluvia a finales de octubre, lo que detuvo la cosecha. "Finalmente, a partir de mediados de noviembre volvió el buen tiempo y conseguimos cosechar lo que quedaba doblando los equipos". ¿Un aspecto muy positivo de esta campaña? Unas condiciones de almacenamiento perfectas: "Las batatas aguantaron muy bien durante el curado, a diferencia de lo que experimentamos hace tres años, cuando tuvimos graves problemas de podredumbre tras un período húmedo similar y cuando la cosecha todavía no había terminado".
Fuerte competencia de Egipto
Aunque la campaña tuvo un buen comienzo con "un llamamiento muy fuerte al origen francés al principio de la temporada y compromisos de la distribución francesa", a partir de mediados de diciembre la competencia extranjera puso a la batata francesa en desventaja. "Durante esta campaña hemos sentido mucho la competencia de España y, sobre todo, de Egipto. Aunque Made in France sigue siendo un criterio importante en la decisión de compra del consumidor, no cabe duda de que el precio es un factor decisivo hoy en día. Cuando las diferencias de precio se duplican, con batatas extranjeras vendidas en las tiendas por menos de 1,50 euros, los consumidores se decantan por el precio más bajo", explica Benoit. Y aunque las promociones navideñas en la gran distribución suelen hacer perder algo de cuota de mercado a las batatas francesas, normalmente recuperan su sitio al mes siguiente. "Salvo que este año las promociones duraron hasta enero, por lo que no recuperamos el buen ritmo hasta febrero. Frente a una demanda cada vez mayor, la producción francesa sigue aumentando, pero el productor advierte que "es vital que los precios se mantengan muy por encima de los precios de importación, de lo contrario podríamos encontrarnos en una situación complicada. Nuestros rendimientos siguen siendo inferiores y nuestros costes de mano de obra son demasiado elevados en comparación con los de nuestros competidores extranjeros".
Desarrollo del envasado
La SCEA de Pinchagut produce batatas tradicionales y ecológicas en casi 40 hectáreas. Actualmente se está aumentando la superficie cultivada. En cuanto al desarrollo, la empresa sigue invirtiendo en la mejora de sus condiciones de almacenamiento y envasado para "perfeccionar la fase de curación y almacenamiento, y aumentar nuestra flexibilidad para responder a las necesidades de nuestros clientes y facilitar el trabajo de nuestros equipos".
Para más información:
SCEA de Pinchagut
Pinchagut 33113 Bourideys
benoit.labouille@pinchagut.fr