"Recientemente, empezamos a comercializar los primeros lotes de patata temprana de Murcia, que de momento registra precios altos. Las perspectivas comerciales para la patata temprana de Murcia y Sevilla son buenas a fecha de hoy dado que España prefiere su patata nueva cuando está disponible, y además, este año en Francia, país del que importamos mucha patata de conservación, hay muy pocos lotes de buena calidad para fresco en estas fechas. Estos factores están precipitando una mayor necesidad de buena patata en el mercado nacional", cuenta Alfonso Sáenz de Cámara, gerente de la cooperativa vasca Udapa.
"La cosecha de Sevilla se atrasa un poco respecto al año pasado, debido al descenso de las temperaturas y a las lluvias durante Semana Santa, que si bien pueden haber perjudicado a algunas parcelas, parece que en general serán beneficiosas para la campaña y poder contar con un producto exportable en los meses de mayo y junio".
De acuerdo con Sáenz de Cámara, las siembras de patata han sido más tardías en el centro y norte de Europa debido al exceso de precipitaciones, lo que daría a la patata de Castilla León un mayor hueco para la exportación en el mes de julio. "El año pasado ya se exportaron unas 50.000 toneladas de patata castellanoleonesa a países centro y norteuropeos y prevemos que este año, debido al retraso en las plantaciones, se incremente esta cifra".
"Esperamos que se cumplan los buenos pronósticos para esta campaña y el sector se anime a plantar más patata, ya que en los últimos años ha habido una tendencia a la baja en España, sobre todo en la superficie dedicada a la patata de consumo. El año pasado se plantaron unas 63.000 hectáreas de patata en España y este año, aunque todavía no tenemos las cifras, estimamos que ha vuelto a descender entre un 2 y un 4%", avanza el gerente de Udapa.
Alfonso Sáenz de Cámara recuerda que la escasez de semillas ha encarecido su coste en torno a un 10%, además de haber forzado a los agricultores a optar por un abanico más amplio de variedades y de calibres más gruesos.
"El peligro está en deslocalizar la producción de patata"
España necesita importar alrededor del 55% (aproximadamente 1 millón de toneladas) de la producción que consume y Francia sigue siendo el origen mayoritario, abarcando en torno al 80%. Aunque su porcentaje es mucho más bajo, la presencia de Egipto se está disparando en muy poco tiempo.
"El aumento de las importaciones de patata de Egipto es chocante, ya que hemos pasado de importar unas 8.000 t en 2022 a 50.000 t en 2023, con una nueva previsión de aumento para esta actual campaña", explica el gerente de Udapa. "Cada vez producimos menos en España e importamos más. El peligro está en si los grandes fondos operativos piensan que es en Egipto donde tienen que invertir, en lugar de en España", avisa.
"Sin duda, y estamos viéndolo también en otros cultivos, Egipto es un país cuyos gobiernos están invirtiendo fuertemente en el agronegocio y ganando cuota de mercado. Mientras tanto, nuestros agricultores afrontan cada vez más obstáculos por las políticas agrarias impuestas desde la UE en materia medioambiental y burocrática. Por tanto, las producciones en España están bajando y cada vez hay menos interés por parte de los agricultores, que afrontan grandes sobrecostes", explica Sáenz de Cámara.
Sigue bajando el consumo de patata fresca en favor de productos de conveniencia
El consumo de frutas y hortalizas frescas cayó entre un 7-8% en España y la patata no escapa a esta tendencia. "Es preocupante que el consumo de patata fresca, que es la que mayor rentabilidad económica genera para los agricultores, descienda. España está por debajo de los 20 kg anuales per cápita, perdiendo unos 5 kg anuales per cápita en los últimos 10 años. Sin embargo, sigue creciendo la demanda de patata para transformación y de productos de conveniencia de 5.ª gama", indica el gerente de Udapa. "Hay una exigencia muy alta en la apariencia del producto por parte del consumidor, por eso, en parte, estamos derivando más productos a la transformación a 5.ª gama o productos ya cocinados".
"Por otra parte, creo que a nivel sector, necesitamos más fuerza en materia de marketing. Carecemos de una interprofesional que nos agrupe en conjunto para fomentar el consumo de patata como un producto saludable, si lo comparamos con otras fuentes de hidratos como pastas, pan o arroces", añade. "Es necesaria una estrategia de país y una mayor ayuda por parte de las administraciones públicas".
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